miércoles, 16 de noviembre de 2011

Una nueva simiente de esperanza en el aniversario del ejemplo de Gdeim Izik



A los presos políticos encarcelados por el anhelo de un Sáhara liberado y a toda una sociedad doliente y admirable por tantas cosas

En estos días pasados, y con menos relevancia de la que cabría de esperar, se ha cumplido el primer aniversario de un suceso llamado a perturbar y conmover el panorama político de nuestro tiempo, nacido a partir de un hecho concreto, singular, humilde, aparentemente poco trascendente. Un acontecimiento nada relevante para los medios de comunicación y la opinión pública a nivel planetario. Nos estamos refiriendo a la construcción y levantamiento del campamento de Gdeim Izik, en el Sáhara Occidental, y su posterior y brutal desmantelamiento por parte de fuerzas militares y policiales del Reino de Marruecos. Un ejemplo y un símbolo al que se ha pretendido restar significación e importancia en favor de la trágica autoinmolación del joven tunecino Mohamed Bouazizi en quien se ha buscado personalizar el chispazo inicial de todo un clima de protestas indignadas de la sociedad civil en todo el mundo contra la carestía impuesta por el capital especulador y ante la falta de adecuación de los sistemas políticos y los instrumentos reguladores de la política económica para la resolución de los problemas y necesidades contemporáneos; siempre orientados a favor del privilegio y la ganancia de unos pocos y casi nunca en beneficio del conjunto de la sociedad.
 

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