Dominios Agrícolas, la rama agroalimentaria del holding empresarial Siger, propiedad del monarca marroquí, se alza como dominador hegemónico de la agricultura del país magrebí, y de lejos será el principal beneficiado con la más que posible ratificación por parte del PE del nuevo acuerdo comercial. Inversores extranjeros y grupos financieros de capital mixto cubren gran parte las de exportaciones.
El próximo lunes día 15 de febrero el pleno del Parlamento Europeo está citado a decidir finalmente sobre el Acuerdo de liberalización comercial de determinados productos agrícolas, transformados o no, entre la Unión Europea y el Reino de Marruecos. Se trata del último trámite para completar este proceso de ratificación de un tratado que fue firmado entre ambas partes hace ya más de dos años, concretamente el 17 de diciembre del 2009, y que ya recibió el visto bueno por parte del Consejo Europeo. Han ocurrido muchas cosas desde que el Acuerdo entró para su aprobación en la cadena burocrática de la cámara de representantes, una cruenta batalla entre detractores y acólitos en la que hasta se llegó a cuestionar su consistencia jurídica.
En todo este tiempo, la frontal oposición de productores y comercializadores europeos se ha mantenido firme e inalterable, algo que ha sido un clamor en el caso de la agricultura española, ya que no es poco lo que hay en juego. Una propuesta que será sometida finamente al plebiscito de la Eurocámara en un ambiente totalmente favorable para su aprobación, especialmente tras conocer el pasado 26 de enero la decisión adoptada por la Comisión de Comercio Internacional (INTA) de la cámara de representantes.
Los eurodiputados del INTA decidieron aquel día cambiar el sentido de lo que les planteaba el conocido líder agrarista francés José Bové en su informe de recomendación "Acuerdo de libre comercio entre la UE y Marruecos", una propuesta negativa que ya había recibido el respaldo de la Comisión de Agricultura y Medio Ambiente, y que además está en total sintonía con los argumentos que llevaron a retrasar los trámites para la ratificación, una decisión adoptada por la propia INTA hace ahora un año. El propio José Bové da hoy una rueda de prensa en Madrid, en la que hablará sobre su propio informe, la misma propuesta que tuvo que rechazar, paradojas de la vida, tras las escasas "matizaciones" realizadas por los miembros del INTA que ya he nombrado antes. Unos cambios que se resumen fácilmente: donde pone "deniega" cambiar por "concede", aparte de borrar el útimo párrafo. Tan poca cosa que es y hay que ver como cambia todo.
Aunque siempre sea un placer escuchar a Bové, hoy lamento más que nunca no poder asistir a su rueda de prensa en Madrid, a una escasa semana como estamos del "día D" y con todo apuntando a que finalmente el Acuerdo recibirá la ratificación del PE.
Llegados a este nudo gordiano del proceso, ya parece ser hora de atender a una perspectiva aún sin tratar en las páginas de nuestra publicación. Porque hemos hablado sobre este asunto en innumerables ocasiones, haciendo especial énfasis en trasladar las quejas y objeciones por parte de productores y comercializadores hortofrutícolas españoles allá donde pudiéramos llegar. También hemos contribuido con un granito de arena, nunca mejor dicho, para que las legítimas reclamaciones del Sáhara Occidental fueran tenidas en cuenta por parte de la vieja Europa. Y cómo no, siempre vigilantes en lo que respecta al posible impacto que esta liberalización de las importaciones marroquíes pudiera tener sobre la seguridad alimentaria de los consumidores de aquí.
En definitiva, que nos hemos centrado en hablar de las "partes perjudicadas" por este asunto pero, ¿qué hay de la otra cara de la moneda?
Para responder a esta faceta del asunto parece lógico que instintivamente dirijamos nuestra mirada hacia el vecino del sur. Pese a estar personalmente en contra de este Acuerdo, tengo que decir que considero a Marruecos como una pieza fundamental de nuestro mundo Mediterráneo. El mismo del que formo parte y del que cada día estoy más seguro de lo que es y de lo que significa. Parece por tanto una absoluta incongruencia por mi parte que rechace lo que, según sus defensores, es una clara apuesta por el desarrollo social y económico de los pueblos de nuestro entorno, a través de la unión de lazos comerciales que redunden en el beneficio mutuo de las partes, en su desarrollo y progreso, fomentando la hermandad y el entendimiento (creo que faltaría incluir las palabras "marco", "consenso" y "sinergias", así como "sostenible" y "futuro" un par de veces, pero como ejemplo ya vale). Lo que decía, una incongruencia. Al menos a priori.
Y todo se quedaría en preliminares si no fuera porque siempre existe un contexto mucho más amplio. Y porque en esta ocasión además podemos conocerlo, algo que por desgracia no ocurre tanto. Gracias a la labor comprometida y valiente de actores como el semanario marroquí TelQuel, los ciudadanos/consumidores de todo el mundo podemos estar mejor informados sobre lo que realmente significa la actual estructura del sector agrícola para los súbditos del reino marroquí. Y eso que no es tarea fácil, la de informar desde Marruecos me refiero, que si este país estaba en el puesto número 89 de la primera lista de los estados con mayor libertad de prensa, publicada por la ONG Reporteros Sin Fronteras en 2002, la última actualización de 2011-12 la coloca en el puesto número 138 de un total de 179 países evaluados. Y eso que el pasado año los ciudadanos marroquíes pudieron disfrutar de su "Primavera de Mohamed", lo que ocurre es que ellos querían la de Bouazizi y acabaron recibiendo la del sexto en la dinastía alauí.
TelQuel publicó a finales de 2009 un reportaje de investigación, escrito por Fédoua Tounassi, sobre los antiguos "Dominios Reales", el emporio agropecuario ahora conocido como "Dominios Agrícolas". En dicho artículo su autora explicaba que estos Dominios son de lo menos conocido del holding real Siger, aunque se trate de 12.000 hectáreas de terreno con una facturación que se estimaba hace dos años en 150 millones de dólares anuales. Dominios Agrícolas es el líder indiscutible de la agricultura y la agroindustria de Marruecos, decía Tounassi, controlando dos tercios de las exportaciones, incluyendo los cítricos. Aunque fundados en 1960, estos Dominios Reales han recibido un fuerte impulso desde la llegada al trono de Mohamed VI, pese a que al principio el nuevo rey no prestara mucho interés por el Agro, relataba una fuente anónima del Departamento de Agricultura: "Mohamed VI se dio cuenta rápidamente de que la agricultura tiene un potencial enorme y tenemos que invertir más, y no sólo en los campos, sino también a nivel nacional".
Un cambio de rumbo en los negocios agrícolas de la familia real marroquí que se produjo en el año 2004, tras dirigirse Mohamed VI a la nación en un discurso que los sectores agrarios del país consideran como histórico, y en el que el jefe del Estado marroquí llegó a declarar: "Consciente de que la población rural sufre la mayor parte del déficit social, creemos que la actualización completa de nuestra economía requiere, necesariamente, una estrategia eficaz para el desarrollo rural, capaz de permitir la transformación de la agricultura tradicional y la agricultura moderna productiva". Se trata de un fragmento de aquel discurso real sin duda que tremendamente acertado y con el que no podría estar más de acuerdo.
Tras aquella valorada declaración oficial, las siguientes actuaciones dejaron claro en qué iba a consistir la actualización de la agricultura de Marruecos: nuevo nombre, nueva imagen, nueva identidad corporativa y más ámbito de acción... para Dominios Reales. Algo que coincidió con la intención declarada del holding Siger de "contar con tres campeones en diversas esferas". "Eso es lo que trató en el ámbito financiero al absorber a Wafabank. Y funcionó: Attijariwafa es actualmente el principal banco de Marruecos", explica el reportaje de TelQuel.
Una nueva Revolución Verde de "Marruecos" que tiene sus ojos puestos en los mercados europeos y de la que el eurodiputado José Bové afirma en su informe que "tiene como objetivo promover el desarrollo de las exportaciones agrícolas mediante la atracción de inversionistas extranjeros, a cuya disposición se ponen las mejores tierras. Muchas personalidades e investigadores marroquíes critican la falta de recursos disponibles para la agricultura familiar y de subsistencia".
El informe del Europarlamentario del grupo de Los Verdes pone como ejemplo más significativo de esto un caso recogido en un estudio publicado por Invest In Med, en el que se cita una inversión realizada por el fondo financiero Tiris Euro Arab (TEA), de los Emiratos Árabes Unidos, al que se le ha concedido una superficie de 700.000 hectáreas cerca de la ciudad de Guelmin, al sur del país, para desarrollar plantaciones de cítricos, olivos y horticultura. Información de cuya validez difícilmente cabe dudar, señala el informe (aquí está el enlace a la pubicación original citada por Bové, el dato en la página 83).
Una influencia de los grandes grupos inversores extranjeros en esta "nueva" agricultura marroquí que va más allá de los casos puntuales como el citado antes y que hunde sus raíces especialmente en histórica injerencia de la metrópoli, Francia, como deja claro José Bové en su informe: "Los cupos de exportación son gestionados en Marruecos por una estructura nacional (Etablissement autonome de Contrôle et de Coordination des Exportations - EACCE ) creada en 1986, que favorece a los grandes grupos exportadores de capital mixto (Marruecos-Francia en su mayor parte). ".
Entre estas empresas de capital mixto destacan Azura y Soprofel que, junto a Dominios Agrícolas, aglutinan el 70% del volumen total de lo que vendría a ser eso que llamamos "Acuerdo con Marruecos" en el subsector tomate. Digamos que este cultivo, aunque ni de lejos el único contemplado en el acuerdo, sí que es el auténtico símbolo de este marco de supuesta apertura comercial. "La agricultura familiar de Marruecos por lo tanto, sólo se beneficiará de un espacio marginal de este acuerdo", sentencia el informe en este sentido.
En el reportaje de TelQuel se cita al conocido grupo Delassus, señalando que es la principal empresa competidora frente a las exportaciones del imperio agrícola de Mohamed. Las fuentes no reveladas que sirvieron como base para el artículo de Fédoua Tounassi, recordemos que publicado a finales de 2009, explican que, superando la rivalidad entre Dominios Reales y el resto de sus competidores, el grupo regio decidió unir fuerzas creando la Maroc Fruit Board, e incluyendo a las ocho principales empresas exportadoras del país, con el objetivo de llevar 500.000 toneladas de cítricos a los mercados de Europa, Asia y América. "Mais tout ne va pas pour le mieux dans le meilleur des mondes", seguía el reportaje, indicando que tal acaparación tenía que atraer, lógicamente, la ira de otros operadores del mercado. "Los monopolios, fijación de precios, la intimidación de los exportadores más pequeños ... las acusaciones y los ataques son frecuentes", recoge el reportaje. "El mensaje que intenta transmitir a los operadores es el siguiente: queremos una buena competencia, pero que tenga cuidado cualquiera que se atreva a desafiarnos", se lamentaba a TelQuel un economista, quien ponía como ejemplos los casos de otras filiales del grupo Siger (ONA, Centrale laitière, Lesieur Cristal, Cosumar, etc), aunque en el caso de Dominios Reales, decía, "por lo menos están fuertemente involucrados en el sector. Actúan más como socios, en la discreción".
Todo esto dibuja una radiografía del sector en la que se expanden, casi omnipresentes, los tentáculos de los grandes grupos de inversión, con la corona alauí en posición destacada. Una hermética maquinaria totalmente engrasada, que mezcla ingeniería financiera del más alto nivel con masivas campañas de colonización agraria, un complejo escenario orientado para y por los mercados internacionales.
Y para garantizar el prometido dominio de estos mercados, nada mejor que contar con una mano de obra que salga gratis a poder ser, eso que por aquí llamamos ahora "flexibilidad y competitividad" y que a lo largo de la historia ha sido conocido por otros muchos nombres, la mayoría de triste recuerdo. Así lo denuncia el informe de José Bové: "El principal factor en la composición de los precios de frutas y verduras es el coste de mano de obra. Los salarios que reciben los trabajadores agrícolas en Marruecos son del orden de unos 5 euros por día. La debilidad de las remuneraciones percibidas es por el hecho de que los trabajadores agrícolas no tienen, de acuerdo con el Código de trabajo marroquí, capacidad para organizarse sindicalmente y por lo tanto de participar en negociación colectiva alguna". Y por si fuera poco, ahí queda el dato de UNICEF sobre la lacra del trabajo infantil en este nuevo país de las oportunidades soñado por los sastres de Mohamed: "En Marruecos hay más de un millón y medio de niños en edad escolar a los que se les niega el derecho a la educación [] la mayoría de los niños en edad escolar corren el riesgo de verse sometidos a explotación económica, a través de las tareas que se les encomiendan en la artesanía, la agricultura, en condiciones que no siempre son adecuadas para su salud y su equilibrio psíquico".
No sé lo que acabarán decidiendo finalmente los Europarlamentarios, pero de lo que sí estoy seguro es que el pueblo marroquí se merece mucho más que todo esto. Y que ellos apenas tienen nada que ganar con lo que aquí se trata. Por favor, que al menos no los usen como argumento los mercaderes del templo para legitimar sus trapicheos.
Una opinión de Alonso Aguilar
Director de Boletín Agrario
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