lunes, 16 de septiembre de 2013

El Aaiún ocupado: 2 heridos de consideración tras represión marroquí en manifestación pacífica de Graduados Desempleados Saharauis



El día 13 de septiembre 2013, a las 18:30 Hs., los Licenciados Graduados Desempleados Saharuais, se reunieron en las cercanías de "Sahet Eddchayra" en la sede de la CDT, en la ciudad capital del Sáhara Ocupado, El Aaiún, como estaba previsto con antelación, donde permanecieron hasta las 22:20 horas, debatiendo los temas concernientes a las habituales reuniones que realizan.
Pasadas las 22:20 horas, el grupo de Licenciados Graduados Desempleados Saharauis, pasaron la "Plaza Dcheira", con dirección a Avenida Mecca, y se ubicaron en el sector denominado "La Rotonda", donde se detuvieron a corear slogans en reclamos tales como la inclusión laboral, el cese de los expolios de los recursos naturales saharauis, como así también el repudio a la marginación y discriminación social a los saharauis en los Territorios Ocupados del Sáhara Occidental.
De inmediato, se vieron rodeados por la policía marroquí, tanto uniformados como de paisanos, quienes comenzaron a agredirlos, física y verbalmente. Mientras tanto, las fuerzas represoras auxiliares, permanecían en las cercanías del lugar, vigilando la situación.
Producto de esta brutal represión, hubo varios heridos, dos de ellos de consideración; se trata de el Sr. Mahmoud kharbouch y de la Srta. Fatma Al Bouh, está última fue gravemente herida en uno de sus ojos, y según una entrevista realizada por esta redacción a uno de los damnificados, la Srta. Fatma Al Bouh, tiene que ser intervenida quirúrgicamente en el día de hoy, 14 de septiembre 2013.
Ambos heridos fueron ingresados en el hospital Ben El Mehdi de la ciudad de El Aaiún, donde según el relato de nuestro entrevistado, fue otra batalla con la policía marroquí que evitó que se diera atención médica al resto de los heridos de menos gravedad.




Redacción: Darghamyo
Fuente: Licenciados Graduados Desempleados Saharauis Fotos: Mojazine Moaataline

Imágenes sobre el hallazgo de los cuerpos de saharauis enterrados en fosas comunes



  • UN EQUIPO ESPAÑOL HA EXHUMADO A LAS VÍCTIMAS, EJECUTADAS EN 1976 POR EL EJÉRCITO MARROQUÍ
  • DOS DE ELLAS SON PADRE E HIJO. ENTRE LOS RESTOS HAY DOS MENORES DE EDAD
  • LOS FORENSES HALLARON ENTRE LOS HUESOS SUS CARNÉS DE IDENTIDAD Y VAINAS DE FUSIL
  • UN TESTIGO QUE PRESENCIÓ LOS FUSILAMIENTOS CUANDO TENÍA 13 AÑOS SEÑALÓ EL LUGAR
  • LAS FOSAS SE ENCUENTRAN A 400 KILÓMETROS DE LOS CAMPAMENTOS DE TINDUF



AFAPREDESA presenta en Ginebra un informe sobre la situación de los derechos humanos en el Sáhara Occidental


Chahid El Hafed, 12/09/2013 (SPS).- La Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis (AFAPREDESA), presentó este miércoles un informe sobre la situación de los derechos humanos en el Sáhara Occidental que contiene pruebas de la implicación de Marruecos en el entierro de saharauis en fosas comunes que se remontan a 1976 y descubierto en enero de 2013, según informó su presidente Omar Abdesslam.
El informe incluye una evidencia tangible de los crímenes perpetrados contra los saharauis por el régimen marroquí en los que muchos fueron enterrados en fosas comunes durante 1976.

Crímenes contra la humanidad, han sido expuestos a través de las fosas comunes descubiertas a principios de 2013 en la ciudad de Amgala cerca de Smara, dijo Abdeslam.

Dos fosas comunes (una con los restos de los niños) se descubrieron en enero de 2013 en la misma región, cerca del muro de la vergüenza.

Esta revelación fue hecha por un pastor saharaui que descubrió restos humanos y prendas y documentos de identidad de la época española pertenecientes a Ali Mohamed Sid Ahmed Salama Al Karcha.

El informe incluye datos de los científicos forenses y expertos universitarios vascos que confirman la implicación de la ocupación marroquí en el entierro de saharauis desaparecidos en fosas comunes en 1976, añadió.

Esta evidencia, agregó, son suficientes para una acción de la comunidad internacional contra el ocupante marroquí en la cuestión de los derechos humanos y en el momento en que Marruecos está a punto de conseguir un asiento en el consejo de los derechos humanos.

La asociación pidió a las Naciones Unidas a que asuman su responsabilidad de ayudar a las familias de las víctimas a ejercer plenamente su derecho a conocer la verdad. (SPS )

Piden responsabilidades a Rabat y Madrid tras hallar fosa común con saharauis




*Foto: Juanjo Miera
EFE13/09/2013 (15:43)
Rabat, 13 sep (EFE).- Familiares de desaparecidos saharauis y organismos pro derechos humanos reclamaron hoy en rueda de prensa en Rabat responsabilidades (de reconocimiento y compensación) a los gobiernos de Marruecos y España tras el reciente hallazgo de una fosa común con restos de saharauis desaparecidos desde 1976.
El hallazgo de la fosa común (en realidad dos fosas con ocho cadáveres en total) fue hecho público el pasado miércoles en España mediante un informe de un equipo antropológico-forense de la Sociedad Aranzadi encabezado por el forense Francisco Etxebarría.
Dos organismos saharauis - la Asociación Saharaui de Víctimas de Violaciones de Derechos Humanos (ASVDH) y el Colectivo de Defensores Saharauis de derechos humanos (CODESA) - presentaron hoy el informe en la sede de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH), donde reclamaron "verdad y justicia" para los casos de desaparecidos saharauis, que cifraron en 400.
Estos organismos piensan entregar el informe sobre la fosa al Consejo Nacional de Derechos Humanos (CNDH, órgano oficial de carácter consultivo), pese a que este no ha hecho desde 2006 ningún seguimiento a los casos que les han sido presentados previamente sobre otros desaparecidos saharauis, según denunció Brahim Dahan, presidente de la ASVDH.
Asimismo, presentarán demandas al respecto ante los ministerios de Justicia e Interior marroquíes, incidiendo en el hecho de que cuatro de los cadáveres encontrados ya figuraban en listas de desaparecidos establecidas incluso por la Instancia Equidad y Reconciliación (IER), un organismo oficial marroquí creado para ofrecer reparaciones a las víctimas.
En cuanto al Estado español, Dahan resaltó la responsabilidad jurídica (y no solo moral) de España como administradora de la zona en el momento en que ocurrieron los hechos (12 de febrero de 1976, momento en que Marruecos aún no ocupaba esa parte del territorio saharaui), y añadió que tres de los cadáveres portaban documentos oficiales españoles, lo que demostraría su nacionalidad española.
Los organismos saharauis están presentando hoy este informe en la sede de la ONU en Ginebra y en breve piensan hacerlo ante el Parlamento Europeo, para así poder reclamar la ayuda internacional necesaria para poder exhumar otras fosas comunes con víctimas saharauis que esas organizaciones aseguran existen en el territorio.
La IER marroquí, creada en 2004 por el rey Mohamed VI de Marruecos y encargada de arrojar luz sobre la represión en los años 1960-1999, tanto en Marruecos como en el Sahara Occidental, recogió en su informe final los casos probados de 742 desapariciones por razones políticas más otros 66 casos probables en los que se pedía un mayor esfuerzo del Estado en su investigación.
El Estado marroquí ha reconocido daños y perjuicios en 5.617 casos de saharauis víctimas de los derechos humanos, y ha entregado otras tantas indemnizaciones a ellos o sus familiares, según cifras del CNDH marroquí del pasado abril. EFE
Las revelaciones hechas públicas esta semana por un equipo español de expertos forenses, que confirman la muerte de ocho saharauis –dos de ellos menores de edad– que desaparecieron en 1976 y aportan pruebas sin precedentes de que fueron ejecutados extrajudicialmente por las fuerzas armadas marroquíes, ponen de relieve la permanente necesidad de sacar a la luz toda la verdad sobre cientos de casos de desaparición forzada ocurridos en décadas anteriores y de garantizar la justicia para las víctimas y sus familias.
El equipo de expertos forenses de la Universidad del País Vasco y la Sociedad de Ciencias Aranzadi exhumó los cuerpos de los ocho saharauis y llevó a cabo un examen forense de los restos, incluidas pruebas de ADN, además de investigar las circunstancias de las muertes y de entrevistarse con familiares de los ocho y con testigos de los hechos ocurridos en 1976. Familiares de saharauis víctimas de desaparición forzada se habían puesto en contacto con los expertos en abril de 2013, tras el hallazgo por un pastor de restos humanos en la zona de Fadret Leguiaa, cerca de Amgala, en el Sáhara Occidental, situada en la parte del territorio en disputa controlado por el Frente Polisario, que tiene un autoproclamado gobierno en el exilio a unos 400 kilómetros de distancia, en los campamentos de Tinduf, en Argelia.
El equipo hizo públicas sus conclusiones el 10 de septiembre de 2013, en las que se afirma que las ocho personas, seis adultos –Salma Daf Sidi Salec, Sidahmed Segri Yumani, Salama Mohamed-Ali Sidahmed Elkarcha, Salma Mohamed Sidahmed, Mohamed Mulud Mohamed Lamin y Mohamed Abdalahe Ramdan– y dos menores de edad –Bachir Salma Daf y Sidi Salec Salma– fueron detenidas en febrero de 1976 por una patrulla militar marroquí y ejecutadas con armas de fuego en el mismo lugar, y después fueron enterradas en dos fosas de escasa profundidad excavadas en la arena y las piedras.
La Comisión de Equidad y Reconciliación (Instance Equité et Réconciliation, IER), organismo creado por las autoridades marroquíes en 2004 para investigar las desapariciones forzadas, entre otras violaciones de derechos humanos, no reveló información alguna sobre ninguno de los ocho casos. Sin embargo, cuatro de los casos fueron investigados por el Consejo Consultivo para los Derechos Humanos (Conseil Consultatif des Droits de l’Homme, CCDH), que era la institución nacional de derechos humanos en aquel momento, en su labor de seguimiento de las conclusiones de la IER. El CCDH concluyó que estas personas fueron detenidas por las fuerzas armadas marroquíes cerca de Amgala en 1976 (las fechas de detención varían entre febrero, junio y julio de 1976) y llevadas a un cuartel militar de Smara, también en el Sáhara Occidental, donde después murieron. Los otros cuatro no fueron incluidos en las listas de víctimas de desaparición forzada de la IER ni en las del CCDH.
Las diferencias entre las conclusiones alcanzadas por el CCDH, por una parte, y el equipo español, por otra, sobre las circunstancias de la muerte de cuatro de los ocho saharauis desaparecidos plantean la cuestión de la exactitud de las conclusiones hechas públicas por el CCDH en relación con otros casos de desaparición forzada, sobre todo en casos como éstos, en los que ni la IER ni el CCDH recabaron testimonios de los familiares de las personas desaparecidas que viven en los campamentos de Tinduf.
Amnistía Internacional pide que se conserven las pruebas que dejó el equipo de expertos, que se lleve a cabo una investigación independiente, imparcial y exhaustiva sobre la muerte de los ocho saharauis y que las personas que resulten responsables respondan de sus actos ante la justicia. Teniendo en cuenta el lugar donde se hallaron los restos y la desconfianza entre las autoridades de Marruecos y del Polisario, Amnistía Internacional pide a las Naciones Unidas que garanticen el cumplimiento de esta petición.
Es probable que otros restos estén aún por descubrir en esta y otras zonas del Sáhara Occidental. Los restos deben ser buscados, exhumados, identificados y devueltos a sus familias. En los casos de desaparición forzada en los que se descubran nuevos datos, ya sea mediante la exhumación de los restos o a través de testimonios de familiares de las víctimas que no fueron entrevistados ni por la IER ni por el CCDH, como los que viven en los campamentos de Tinduf, las autoridades marroquíes deben garantizar la reapertura de las investigaciones.
Los autores de estos hechos deben rendir cuentas para poner fin de forma tangible a la impunidad por los abusos cometidos en el contexto del conflicto armado entre Marruecos y el Frente Polisario. La fuerza de mantenimiento de la paz de la ONU en la región (Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental, MINURSO) podría desempeñar una función a la hora de proporcionar asistencia y competencia internacional y facilitar este proceso, al igual que la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y el Grupo de Trabajo de la ONU sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias.
Justicia transicional inconclusa
Los nuevos datos desvelados por el equipo de expertos forenses ponen de relieve los límites de las iniciativas de la IER y el CCDH para sacar a la luz la verdad sobre cientos de casos de desaparición forzada en Marruecos y el Sáhara Occidental durante el reinado del anterior monarca, Hasán II, así como la necesidad de que se lleven a cabo nuevas investigaciones independientes, imparciales y exhaustivas.
Muchas familias siguen anhelando conocer toda la verdad sobre la suerte que corrieron sus familiares desaparecidos y que se haga justicia por los crímenes de los que fueron víctimas. La desaparición forzada sigue siendo una ofensa para los derechos humanos hasta que las familias hayan ejercido su derecho a conocer la verdad y al duelo, así como a la justicia y la reparación.
Deben emplearse los mecanismos existentes de la ONU para ayudar a resolver los casos de desaparición forzada. El Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias podría desempeñar un valioso papel en la resolución de cuestiones relativas a la verdad y la justicia en Marruecos y el Sáhara Occidental. Amnistía Internacional ha acogido con beneplácito la reciente ratificación por Marruecos de la Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas, pero ha pedido a las autoridades marroquíes que consoliden este logro reconociendo sin dilación la competencia del Comité contra la Desaparición Forzada para recibir y estudiar comunicaciones de las víctimas o presentadas en su nombre y en el de otros Estados Partes, y que incorporen el tratado a la legislación nacional.
El rey Mohamed VI estableció hace casi 10 años la Comisión de Equidad y Reconciliación (IER) para investigar las violaciones de derechos humanos cometidas por los servicios de seguridad marroquíes entre 1956 y 1999. Cuando la Comisión terminó su labor dos años después, el rey encomendó al Consejo Consultivo para los Derechos Humanos (CCDH), la institución nacional marroquí encargada en aquel momento de la protección y promoción de los derechos humanos, que diera seguimiento al trabajo y a las recomendaciones de la IER, misión que cumplió hasta 2010. Fue la primera experiencia de justicia transicional de su género en la región, y despertó muchas esperanzas de obtener verdad, justicia y reparaciones. 
En su informe de 2010 titulado Broken Promises: the Equity and Reconciliation Commission and its follow-up, Amnistía Internacional reconoció los logros de un proceso de justicia transicional que fue pionero. La IER hizo hincapié en la responsabilidad del Estado en las violaciones de derechos humanos y se concedieron indemnizaciones económicas. Un número menor de víctimas se benefició de otras formas de reparación, como seguros médicos y restitución del puesto de trabajo.
Sin embargo, Amnistía Internacional también ha documentado sus deficiencias, algunas de las cuales guardaban relación con su mandato. La labor de la IER se vio obstaculizada por el hecho de no poder obligar a declarar como testigos a autoridades o miembros de las fuerzas de seguridad que podrían tener conocimiento de la suerte que corrieron las personas sometidas a desaparición forzada, y fueron demasiado escasos los restos de las personas ejecutadas o muertas bajo custodia que se exhumaron, identificaron y devolvieron a sus familias, con lo que se les negó la oportunidad de un verdadero duelo por sus seres queridos.
Además, la IER reforzó la sensación de marginación de los saharauis al no abordar la especial amplitud de las violaciones de derechos humanos que sufrieron y al no organizar una vista pública en el Sáhara Occidental en pie de igualdad con otras regiones, donde celebró sesiones televisadas en las que se dio voz a las víctimas para que contaran sus sufrimientos. El informe final de la IER ofreció muy pocos detalles de desapariciones forzadas y otras violaciones de derechos humanos cometidas contra saharauis. Ni siquiera se reconoció que la región sufría de forma desproporcionada, como lo ilustra la exclusión del Sáhara Occidental del programa de reparaciones colectivas diseñado para zonas especialmente afectadas por las violaciones de derechos humanos durante los “años de plomo”. La IER tampoco logró mejorar la comunicación ni restablecer la confianza con las víctimas, las familias y las organizaciones de la sociedad civil en el Sáhara Occidental; esta falta de confianza era a su vez consecuencia de las violaciones de derechos humanos sufridas en la región a manos de las autoridades marroquíes.
El mandato otorgado a la IER también excluía la identificación de los autores de violaciones graves de derechos humanos y su enjuiciamiento, por lo que las víctimas tenían que buscar justicia a través de enjuiciamientos individuales incoados por iniciativa propia. Hasta la fecha, la abrumadora mayoría de funcionarios marroquíes que presuntamente cometieron violaciones graves de derechos humanos durante el periodo abarcado por el mandato de la IER no ha respondido de sus actos ante la justicia, y no hay indicios de que las autoridades tengan intención de abordar esta cuestión en el futuro. En cambio, el discurso oficial promueve la idea de “justicia reconciliatoria en lugar de justicia acusatoria”, lo cual se traduce en impunidad por violaciones graves de derechos humanos.
Varias recomendaciones de índole legal e institucional formuladas por la IER han sido incluidas en la nueva Constitución, como la consagración de los derechos humanos, y otras han conducido al inicio de reformas para aumentar la independencia del poder judicial. Sin embargo, esto no se ha traducido aún en cambios tangibles en la práctica. Tampoco se ha implementado todavía una reforma significativa del aparato de seguridad que garantice la transparencia y la rendición de cuentas, como también recomendó la IER.
Un mandato de derechos humanos para la MINURSO
El lugar donde se hallaron los restos, una zona en la que la MINURSO mantiene el alto el fuego en la línea divisoria entre la parte oriental del Sáhara Occidental, controlada por el Frente Polisario, y la parte occidental, administrada por Marruecos, subraya también lo importante que sería la presencia de observadores –independientes y con autoridad– de la situación de los derechos humanos en la zona.
Amnistía Internacional ha pedido en repetidas ocasiones que el mandato de la MINURSO se amplíe para incluir un componente de derechos humanos, no sólo para promover la verdad y la justicia en los casos sin resolver de violaciones cometidas en el pasado tanto por las autoridades marroquíes como por el Frente Polisario, sino también para abordar las nuevas violaciones, que siguen siendo motivo de preocupación permanente en la región. En este sentido, desde el principio de la legislatura Amnistía Internacional se ha dirigido en varias ocasiones al Gobierno español pidiéndole que impulse la ampliación del mandato de la MINURSO.
 
 

Los presos políticos saharauis Mahyub Aulad Chij y Camal Trayeh sufren del acoso y aislamiento de sus carceleros marroquíes


Mahyub Aulad Chij
Camal Uld Trayeh
El Aaiun/Sahara ocupado
11/09/2013
Fuente Defensores de Derechos humanos saharauis.
Redacción y edición Poemario Sahara Libre

Según fuente de defensores de derechos humanos saharauis en la ciudad ocupada de El Aaiun, los presos políticos Mahyub Aulad Chij y Camal Uld Trayeh,recluidos en la cárcel negra de esta ciudad bajo ocupación marroquí han sufrido ayer martes una agresión en la cárcel por parte de las autoridades carcelarias y fueron aislados en celdas individuales. Los presos piden que les permitan la visita de sus familias que les tienen negada desde hace varios meses. Se sabe también que estos presos fueron ocultados por las autoridades marroquíes de la Cárcel Negra en celdas secretas  cuando una delegación del Parlamento Europeo visitó en julio pasado la Cárcel Negra de El Aaiun. Los presos se quejan que han recibido el martes pasado, insultos, amenazas y castigos de aislamiento que les imponen los esbirros marroquíes de la cárcel.

jueves, 12 de septiembre de 2013

“Marruecos mintió y vamos a pedir a la ONU que intervenga”

  • El equipo que ha identificado a ocho fusilados en fosas del Sahara viaja mañana a Ginebra
  • Los expertos mostrarán en Naciones Unidas los hallazgos
  • Rabat aseguró en 2006 que cuatro de las víctimas exhumadas habían muerto en prisión
 
“Llevaba un jersey azul”, les dijo Mahmud Salaf Dafa a los investigadores. Treinta y siete años después, recordaba perfectamente cómo iba vestido su hermano, de 14 años, la última vez que le vio, el 12 de febrero de 1976. También Salka Mohamed Mulud describió con detalle el “rosario de grandes cuentas rojas y verdes” de su padre, desaparecido aquel mismo día. Cuando el equipo español de investigación dirigido por el forense Francisco Etxeberria (Universidad del País Vasco) encontró y abrió el pasado junio en el Sáhara dos fosas comunes, allí estaban el jersey azul y el rosario. Entre los huesos, en la arena, también encontraron las vainas del fusil con el que los habían asesinado militares marroquíes tras preguntarles, infructuosamente: “¿Dónde están los Polisario?”.
Un niño de 13 años lo había visto todo. Y 37 años después se lo contó al equipo de investigación y forense desplazado al Sáhara desde el País Vasco respondiendo a una petición de la Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis (Afapredesa). “Hacia las ocho de la tarde vino uno [militar marroquí] en un jeep. Llamó a Mohamed Mulud primero. Le preguntó: ‘¿Dónde están los Polisario?’. Mohamed Mulud negó tener conocimiento del Polisario. Acto seguido le disparó directamente, en pleno corazón. Luego llamó a Abdelahe Ramdan, le hizo la misma pregunta que a Mulud, y le disparó de la misma manera. El hombre que les disparó tenía pistola, pero cogió un fusil para hacerlo”, les explicó Aba Ali Said Daf.
El equipo de Etxeberria, de la sociedad de ciencias Aranzadi, llegó hasta aquellos huesos, en la zona de Fadret Leguiaa, en la región de Smara, a 400 kilómetros de los campamentos de Tinduf, el pasado 8 de junio. En tres días, localizaron y abrieron dos fosas comunes en las que encontraron los restos de ocho víctimas, dos de ellas menores de edad y entre ellas, un padre y su hijo, de solo 14 años. Aba Ali Said Daf no vio estas dos últimas ejecuciones, pero explicó a los investigadores que sí oyó a Salma Daf Salec Bachir suplicando que no mataran a su pequeño. Ni el ruego ni la edad del niño apiadó a los asesinos. Un análisis genético realizado en la Universidad del País Vasco ha confirmado que son dos de las víctimas arrojadas a esta fosa.
Entre los huesos, los arqueólogos encontraron dos documentos de identidad españoles. Los de Mohamed Abdalahe Ramdan (DNI A-4131099) y Mulud Mohamed Lamin (DNI A-4520032). Otro esqueleto conservaba una cartera con membrete español y el carné de racionamiento de azúcar de la época, a nombre de Salama Mohamed Ali Sidahmed.
 
 
El hijo de una de las víctimas muestra el DNI español de su padre recuperado en la fosa. / ARANZADI
Durante décadas, explica el informe elaborado por Etxeberria y el doctor en psicología Carlos Martín Beristain, de Hegoa (Instituto de Estudios sobre Desarrollo y Cooperación Internacional), Marruecos no dio una respuesta oficial a las familias sobre el paradero de sus seres queridos. En 2004, el actual rey marroquí, Mohamed VI, creó la Instancia Equidad y Reconciliación para hacer balance de los crímenes llevados a cabo, durante los llamados años de plomo, por su padre, Hassan II, e indemnizar a las víctimas. El informe que dicha instancia emitió, en 2006, con un listado de víctimas, incluía a cuatro de las halladas en estas dos fosas, asegurando que habían sido llevadas al cuartel de Smara y que allí habían fallecido durante el tiempo de detención. “Arrestado por el ejército real en junio de 1976 en Smara, fue conducido a una de sus bases, donde falleció”, dice, por ejemplo, de Salma Daf Sidi Salec.
El equipo de investigación español ha demostrado que Marruecos mintió. “Las detenciones ocurrieron el mismo día [12 de febrero de 1976] y los detenidos no fueron trasladados a ningún cuartel, sino que fueron ejecutados inmediatamente en el mismo lugar”. El análisis genético lo confirma.
“La mentira sobre esas cuatro víctimas pone en cuestión la credibilidad de todo el documento oficial elaborado por Marruecos”, afirma Etxeberria. “Por eso este jueves viajamos a Ginebra, a la ONU, para pedirle que intervenga. También hemos pedido una reunión con el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, porque las víctimas son saharauis de nacionalidad española, y creemos que debería tener algo que decir al respecto”.
Debido a que la zona está bajo supervisión, por parte de la MINURSO, del alto el fuego firmado por las partes en 1991, los restos de las víctimas, explica el equipo de investigación en su informe, “fueron dejados debidamente protegidos y señalados en el lugar donde se encontraron con el objeto de que se realice próximamente una misión de verificación oficial que pueda concluir con la entrega de las víctimas a sus familiares y se instauren medidas para la protección de otras fosas que se encuentran en la misma zona”. Actualmente, recoge el informe, “existen más de 400 víctimas de desaparición forzada saharauis”. El equipo español quiere volver en unos dos meses al terreno con observadores internacionales para exhumar los restos y entregárselos a sus familias.
Etxeberria, que ha abierto más de un centenar de fosas del franquismo en España; que ha participado en la reciente exhumación del poeta chileno Pablo Neruda; que realizó las autopsias de los restos de Salvador Allende y del cantautor Víctor Jara; que exhumó a las 17 primeras víctimas identificadas de la dictadura chilena... ha regresado emocionado de la experiencia en el Sáhara. “En aquel lugar tan lejano, tan inhóspito, encuentras sentimientos idénticos a los que he escuchado abriendo una fosa de la Guerra Civil en Teruel o exhumando en Guatemala o Chile: el sentimiento de la injusticia perpetuada en el tiempo; la necesidad de saber qué les ocurrió a sus seres queridos, el duelo que no se cierra...”.
“El hijo de una de las víctimas que hemos encontrado en el Sáhara nos dijo: ‘Nosotros éramos unos niños felices, hijos de pastores. Vivíamos en paz. Todos nos conocíamos. Hasta que vinieron los militares, mataron a mi padre, nos echaron. Y desde ese día todo fueron llantos y ver cómo mi madre perdía la razón”. Etxeberria ha escuchado muchas veces ese relato. A pie de fosa, mucho más cerca de casa, en las cunetas españolas a las que fueron arrojados padres, hijos, y hermanos derepresaliados del franquismo que han sufrido el mismo dolor que estas ocho familias saharauis.

La exhumación de ocho cuerpos evidencia ejecuciones extrajudiciales a civiles saharauis que practicó Marruecos en el Sahara Occidental



“Marruecos mintió y vamos a pedir a la ONU que intervenga”
El equipo que ha identificado a ocho fusilados en fosas del Sahara viaja mañana a Ginebra
Los expertos mostrarán en Naciones Unidas los hallazgos
Rabat aseguró en 2006 que cuatro de las víctimas exhumadas habían muerto en prisión
EL PAIS   NATALIA JUNQUERA Madrid 10 SEP 2013
 “Llevaba un jersey azul”, les dijo Mahmud Salaf Dafa a los investigadores. Treinta y siete años después, recordaba perfectamente cómo iba vestido su hermano, de 14 años, la última vez que le vio, el 12 de febrero de 1976. También Salka Mohamed Mulud describió con detalle el “rosario de grandes cuentas rojas y verdes” de su padre, desaparecido aquel mismo día. Cuando el equipo español de investigación dirigido por el forense Francisco Etxeberria (Universidad del País Vasco) encontró y abrió el pasado junio en el Sáhara dos fosas comunes, allí estaban el jersey azul y el rosario. Entre los huesos, en la arena, también encontraron las vainas del fusil con el que los habían asesinado militares marroquíes tras preguntarles, infructuosamente: “¿Dónde están los Polisario?”.
Un niño de 13 años lo había visto todo. Y 37 años después se lo contó al equipo de investigación y forense desplazado al Sáhara desde el País Vasco respondiendo a una petición de la Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis (Afapredesa). “Hacia las ocho de la tarde vino uno [militar marroquí] en un jeep. Llamó a Mohamed Mulud primero. Le preguntó: ‘¿Dónde están los Polisario?’. Mohamed Mulud negó tener conocimiento del Polisario. Acto seguido le disparó directamente, en pleno corazón. Luego llamó a Abdelahe Ramdan, le hizo la misma pregunta que a Mulud, y le disparó de la misma manera. El hombre que les disparó tenía pistola, pero cogió un fusil para hacerlo”, les explicó Aba Ali Said Daf.
El equipo de Etxeberria, de la sociedad de ciencias Aranzadi, llegó hasta aquellos huesos, en la zona de Fadret Leguiaa, en la región de Smara, a 400 kilómetros de los campamentos de Tinduf, el pasado 8 de junio. En tres días, localizaron y abrieron dos fosas comunes en las que encontraron los restos de ocho víctimas, dos de ellas menores de edad y entre ellas, un padre y su hijo, de solo 14 años. Aba Ali Said Daf no vio estas dos últimas ejecuciones, pero explicó a los investigadores que sí oyó a Salma Daf Salec Bachir suplicando que no mataran a su pequeño. Ni el ruego ni la edad del niño apiadó a los asesinos. Un análisis genético realizado en la Universidad del País Vasco ha confirmado que son dos de las víctimas arrojadas a esta fosa.
Entre los huesos, los arqueólogos encontraron dos documentos de identidad españoles. Los de Mohamed Abdalahe Ramdan (DNI A-4131099) y Mulud Mohamed Lamin (DNI A-4520032). Otro esqueleto conservaba una cartera con membrete español y el carné de racionamiento de azúcar de la época, a nombre de Salama Mohamed Ali Sidahmed.
Durante décadas, explica el informe elaborado por Etxeberria y el doctor en psicología Carlos Martín Beristain, de Hegoa (Instituto de Estudios sobre Desarrollo y Cooperación Internacional), Marruecos no dio una respuesta oficial a las familias sobre el paradero de sus seres queridos. En 2004, el actual rey marroquí, Mohamed VI, creó la Instancia Equidad y Reconciliación para hacer balance de los crímenes llevados a cabo, durante los llamados años de plomo, por su padre, Hassan II, e indemnizar a las víctimas. El informe que dicha instancia emitió, en 2006, con un listado de víctimas, incluía a cuatro de las halladas en estas dos fosas, asegurando que habían sido llevadas al cuartel de Smara y que allí habían fallecido durante el tiempo de detención. “Arrestado por el ejército real en junio de 1976 en Smara, fue conducido a una de sus bases, donde falleció”, dice, por ejemplo, de Salma Daf Sidi Salec.
El equipo de investigación español ha demostrado que Marruecos mintió. “Las detenciones ocurrieron el mismo día [12 de febrero de 1976] y los detenidos no fueron trasladados a ningún cuartel, sino que fueron ejecutados inmediatamente en el mismo lugar”. El análisis genético lo confirma.
“La mentira sobre esas cuatro víctimas pone en cuestión la credibilidad de todo el documento oficial elaborado por Marruecos”, afirma Etxeberria. “Por eso este jueves viajamos a Ginebra, a la ONU, para pedirle que intervenga. También hemos pedido una reunión con el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, porque las víctimas son saharauis de nacionalidad española, y creemos que debería tener algo que decir al respecto”.
Debido a que la zona está bajo supervisión, por parte de la MINURSO, del alto el fuego firmado por las partes en 1991, los restos de las víctimas, explica el equipo de investigación en su informe, “fueron dejados debidamente protegidos y señalados en el lugar donde se encontraron con el objeto de que se realice próximamente una misión de verificación oficial que pueda concluir con la entrega de las víctimas a sus familiares y se instauren medidas para la protección de otras fosas que se encuentran en la misma zona”. Actualmente, recoge el informe, “existen más de 400 víctimas de desaparición forzada saharauis”. El equipo español quiere volver en unos dos meses al terreno con observadores internacionales para exhumar los restos y entregárselos a sus familias.
Etxeberria, que ha abierto más de un centenar de fosas del franquismo en España; que ha participado en la reciente exhumación del poeta chileno Pablo Neruda; que realizó las autopsias de los restos de Salvador Allende y del cantautor Víctor Jara; que exhumó a las 17 primeras víctimas identificadas de la dictadura chilena... ha regresado emocionado de la experiencia en el Sáhara. “En aquel lugar tan lejano, tan inhóspito, encuentras sentimientos idénticos a los que he escuchado abriendo una fosa de la Guerra Civil en Teruel o exhumando en Guatemala o Chile: el sentimiento de la injusticia perpetuada en el tiempo; la necesidad de saber qué les ocurrió a sus seres queridos, el duelo que no se cierra...”.
“El hijo de una de las víctimas que hemos encontrado en el Sáhara nos dijo: ‘Nosotros éramos unos niños felices, hijos de pastores. Vivíamos en paz. Todos nos conocíamos. Hasta que vinieron los militares, mataron a mi padre, nos echaron. Y desde ese día todo fueron llantos y ver cómo mi madre perdía la razón”. Etxeberria ha escuchado muchas veces ese relato. A pie de fosa, mucho más cerca de casa, en las cunetas españolas a las que fueron arrojados padres, hijos, y hermanos de represaliados del franquismo que han sufrido el mismo dolor que estas ocho familias saharauis.
CIENTÍFICOS DE HEGOA, ARANZADI Y LA EHU/UPV, QUE EXAMINARON LOS CADÁVERES, CERTIFICAN LOS CRÍMENES
NOTICIAS DE ALAVA. MARCO RODRIGO - Miércoles, 11 de Septiembre de 2013
DONOSTIA. "Esperamos que todo esto suponga un punto de inflexión, y el inicio de un proceso para colocar las desapariciones de saharauis en el marco internacional". Las palabras corresponden a Carlos Martín Beristain, médico y doctor en psicología social, y se refieren a la reciente exhumación de los cuerpos de ocho saharauis desaparecidos, en la región de Smara, a menos de un kilómetro del muro construido por Marruecos en 1982. "Este caso, científicamente contrastado, pone en contradicción la información oficial sobre el destino de los desaparecidos con el de, al menos, cuatro de los saharauis cuyos cadáveres han sido exhumados", agregó ayer Martín.
Recogió sus palabras Djimi Elhalia, una abanderada de la defensa de los derechos humanos saharauis, encarcelada en 1981 por la policía marroquí y posteriormente elaborada. Notablemente emocionada, subrayó que "todos los resultados que proporcionó Marruecos en su informa resultan falsos". "En diciembre de 2010, publicaron un listado en el que estaban incluidas cuatro de las ocho personas recientemente halladas en las fosas. De ellas se dice en el documento que fueron trasladadas a un cuartel militar, y que después encontraron un nuevo destino en el que terminaron falleciendo. Es falso, porque les acabamos de encontrar en otro lugar".
Hay pruebas de muerte violenta gracias a perforaciones por bala en la ropa, daños óseos y hallazgo de casquillos
PRUEBAS En lenguaje coloquial, les han pillado. Existen pruebas científicas de que los informes de Marruecos sobre desparecidos saharauis (la lista es de unos 400) no son correctos. Y esta fue ayer la principal razón por la que la esperanza presidió en el Museo San Telmo de Donostia la puesta de largo de Meheris. La esperanza posible, el proyecto resultante de una investigación llevada a cabo por el Instituto Hegoa, la Fundación Aranzadi y la UPV/EHU. Todo comenzó en febrero de 2013, cuando un pastor encontró unos restos humanos esparcidos sobre la arena en Fadret Leguiaa, en la región de Smara, muy cerca del citado muro construido por Marruecos. Un equipo se desplazó desde Gipuzkoa a tierras saharauis el pasado mes de junio, y su trabajo se tradujo en las mencionadas conclusiones. Es decir, en evidentes contradicciones entre los informes de Marruecos y la cruda realidad.
La explicación más técnica la proporcionó el médico forense Paco Etxeberria, presidente de Aranzadi, y cuya popularidad ha trascendido las fronteras guipuzcoanas a raíz de su colaboración en el caso José Bretón. Etxeberria relató que en la zona desértica en la que se hallaron los restos óseos (a unos 400 kilómetros de la costa) se hallaron dos fosas, una con seis personas y otra con dos. "La identificación de los cadáveres ha sido plena, y corroborada por análisis de ADN eficazmente resueltos. También ha sido plena la determinación de las causas de las muertes, por varios motivos. Existen perforaciones por arma de fuego en sus ropas. También hay evidencias de esos impactos en los huesos. Y además también se han encontrado casquillos".
A todas las evidencias científicas sobre la comisión de ejecuciones extrajudiciales, cabe añadir además el testimonio de un testigo presencial, Aba Ali, presente en el lugar de los hechos. Estos ocurrieron el 12 y el 13 de febrero de 1976, y este saharaui fue detenido junto a otros dos compañeros. Presenció cómo ambos eran asesinados con sendos disparos en la cabeza, tras lo que consiguió escapar. Ahora, la recopilación de todo este material supone la fijación de dos objetivos, a los que se refirió durante el acto de ayer el presidente de Euskal Fondoa, la asociación de entidades locales vascas cooperantes. "Por un lado, queremos poner de manifiesto el olvido del caso del Sahara Occidental, un pueblo que cuenta con 400 personas desaparecidas. Y por otro, también pretendemos posibilitar la búsqueda de una salida política para el conflicto".
La representación institucional en el acto, que contó con la presencia de integrantes de los distintos grupos políticos con representación en Gipuzkoa, estuvo liderada por el diputado general, Martin Garitano, y por el alcalde de Donostia, Juan Karlos Izagirre. El primer edil de la capital subrayó que todo el trabajo expuesto "documenta y evidencia una realidad de la que antes no había pruebas, pero que ahora afronta un punto de inflexión en la historia del pueblo saharaui". Por su parte, Martin Garitano solicitó "verdad, reparación y justicia para las víctimas de las vulneraciones de los derechos humanos en el Sahara". "Este caso debe suponer una llamada de atención a gritos de cara a la realidad internacional", dijo.

Investigadores vascos demuestran en una fosa común que el ejército marroquí ejecutó a saharauis


Identificados ocho saharauis, dos con DNI español, en fosas comunes
Un equipo español ha exhumado a las víctimas, ejecutadas en 1976 por el ejército marroquí
Dos de ellas son padre e hijo. Entre los restos hay dos menores de edad
Los forenses hallaron entre los huesos sus carnés de identidad y vainas de fusil
Un testigo que presenció los fusilamientos cuando tenía 13 años señaló el lugar
Un equipo de investigación y forense de la Universidad del País Vasco ha localizado en dos fosas comunes en el Sáhara e identificado mediante análisis de ADN los restos de ocho saharauis, dos de ellos menores de edad, que fueron ejecutados por arma de fuego el 12 de febrero de 1976 por miembros del ejército marroquí. Dos de las víctimas tenían DNI español. Los técnicos encontraron entre los huesos el documento de identidad de Mohamed Abdalahe Ramdan (DNI A-4131099) y de Mulud Mohamed Lamin (DNI A-4520032). Otro esqueleto conservaba una cartera plastificada con membrete español que contenía el carné de racionamiento de azúcar de la época, a nombre de Salama Mohamed Ali Sidahmed. Junto a los huesos, como ocurre en las fosas del franquismo exhumadas en España, el antropólogo forense Francisco Etxeberria, que dirigió la investigación con el psicólogo Carlos Martín Beristáin, encontró vainas de proyectiles de fusil.
El equipo se desplazó los días 8, 9 y 10 del pasado mes de junio a la zona de Fadret Leguiaa, en la región de Smara, a 400 kilómetros de los campamentos de refugiados de Tinduf, en medio del desierto, para comprobar si, como les había comunicado la Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis (AFAPREDESA) allí había restos humanos de víctimas saharauis.
Familiares de las víctimas informaron al equipo de investigación de la existencia de un testigo que había presenciado las ejecuciones: Aba Alid Said Daf, que tenía 13 años cuando se produjeron los hechos. El equipo español corroboró su identidad y le entrevistó. Los resultados de la investigación forense, documental y genética de la fosa “corroboraron absolutamente su relato”, según el informe elaborado por Etxeberria y Beristain.
Un testigo: "Le disparó directamente, en pleno corazón"
El 12 de febrero de 1976 fuerzas militares marroquíes desplegadas en la zona de Amgala detuvieron a varios beduinos. Varios de sus familiares fueron testigos de la detención colectiva. El testigo, Aba Ali Said Daf, fue detenido, a pesar de ser menor de edad, con otros dos beduinos, vecinos y conocidos suyos: Mohamed Mulud Mohamed Lamin y Abdelahe Ramdan.
“Hacia las ocho de la tarde vino uno [militar marroquí] en un coche jeep. Llamó a Mohamed Mulud primero. Le preguntó: ‘¿Dónde están los Polisario?’. La segunda pregunta que le hace es: ‘Dame tu carné de identidad’. Mohamed Mulud negó tener conocimiento del Polisario. Acto seguido le disparó [el militar marroquí] directamente, en pleno corazón. Luego llamó a Abdelahe Ramdan y le hizo la misma pregunta que a Mulud, disparándole de la misma manera. El hombre que les disparó tenía pistola, pero cogió un fusil para hacerlo”, relató Aba Ali Said Daf a los investigadores españoles.
El chico también fue testigo de la detención de Bachir Salma Daf, otra de las víctimas halladas en la fosa, de solo 14 años. Aba Ali Said Dad declaró que escuchó la voz del padre del chico, Salma Daf Salec Bachir, suplicando que no lo mataran. Ambos fueron ejecutados.
Ese día también fueron detenidos Sidi Salec, menor de edad, Sidahmed Segri Yumani, Salma Mohamed Sidahmed y Salama Mohamed Ali Sidahmed. Sus familiares no volvieron a saber de ellos. Todos eran beduinos que vivían del pastoreo de camellos y cabras.
Marruecos dijo que habían muerto en un cuartel militar
Durante tres décadas, explica el informe, Marruecos no dio respuesta oficial a las familias sobre su paradero. El informe de la Instancia de Equidad y Reconciliación (2006) de Marruecos recogía información sobre cuatro de los detenidos aquel día, asegurando que habían sido llevados al cuartel de Samara y que allí habían fallecido durante el tiempo de detención. El informe marroquí señala sobre Salma Daf Sidi Salec: “Arrestado por el ejército real en junio de 1976 en Smara, fue conducido a una de sus bases, donde falleció”. De su hijo, Bachir Salma Daf, de 14 años, dice lo mismo. De Salama Mohamed Ali Sidahmed, “fallecido durante el secuestro sin fecha exacta”. De Abdelahe Ramdan, “arrestado el 22/02/1976 en Amgala por el ejército, fue conducido hacia la base militar de Samara, donde falleció, sin fecha exacta”.
El equipo de investigación español ha demostrado que dicha información es falsa: tanto las fechas señaladas como los hechos. “Las detenciones ocurrieron el mismo día y los detenidos no fueron trasladados a ningún cuartel, sino que fueron ejecutados inmediatamente en el mismo lugar”, recoge el informe. El análisis genético lo confirma.
Los asesinos enterraron superficialmente a las víctimas. A finales de febrero de 2013 un pastor llamado Abderrahman Abaid Bay encontró unos restos humanos esparcidos sobre la arena en la zona. Cuando el equipo de investigación y forense llegó al lugar, descubrió un hueso fémur derecho semienterrado, afectado por la exposición solar.
Un jersey azul y un rosario
Además de los DNI españoles ya señalados, los forenses recuperaron prendas que vestían las víctimas el día de su desaparición y que sus familiares habían descrito a la perfección antes de que se abriera la fosa y se comprobara que tenían razón. Así, Mahmud Salma Daf identificó el jersey azul de su hermano, que tenía 14 años cuando lo mataron, y las cuentas del rosario de su padre.
Pese a que los entierros fueron superficiales, algunos de los objetos se habían conservado muy bien “debido a la falta de humedad que se da en el desierto y a las características del terreno”, explica el informe.
Debido a que la zona está bajo supervisión, por parte de la MINURSO, del Alto el fuego firmado por las partes en 1991, los restos, explica el equipo de investigación, “fueron dejados debidamente protegidos y señalados en el lugar donde se encontraron, con el objeto de que se realice próximamente una misión de verificación oficial que pueda concluir con la entrega de las víctimas a sus familiares y se instauren medidas para la protección de otras fosas que se encuentran en la zona”. Actualmente, asegura el informe, “existen más de 400 víctimas de desaparición forzada saharauis”.
“Hasta que se complete el proceso”, explica Sidi Mohamed Sidahmed Segri, “pedimos que haya vigilancia para asegurar el sitio. No tenemos palabras para agradecer el paradero de mi padre. Para nosotros es como una luz, porque todo ha sido oscuro. En nuestra religión, cuando no existe la tumba de un familiar para ir a visitarlo, no se puede tener duelo”.
El informe del equipo de investigación concluye: “Las implicaciones jurídicas y en términos de derecho internacional de los derechos humanos de este caso son evidentes y muy relevantes. Deberían ser evaluadas por las autoridades saharauis y españolas, dado que se trata de ciudadanos saharauis con DNI español, y por los órganos y mecanismos competentes del sistema de Naciones Unidas de protección de derechos humanos. Asumiendo las autoridades de Marruecos su responsabilidad en el caso”.



Investigadores vascos demuestran por primera vez que el Ejército marroquí ejecutó a saharauis
Una investigación desarrollada por la Sociedad Aranzadi, el Instituto Hegoa y la UPV-EHU ha permitido documentar el hallazgo de ocho cadáveres, en dos fosas comunes, de ocho beduinos, ejecutados por el Ejército de Marruecos.
NAIZ.INFO|DONOSTIA|2013/09/10|0 IRUZKIN
El informe ‘Meheri. La esperanza posible’, elaborado por investigadores vascos, ha permitido documentar por primera vez ejecuciones extrajudiciales de saharauis por parte del Ejército de Marruecos.
La investigación, cuyas conclusiones han sido presentadas en el Museo San Telmo de Donostia, ha sido llevada a cabo por la Sociedad Aranzadi, el Instituto Hegoa y la UPV-EHU, que han contado con la ayuda de Euskal Fondoa, el Ayuntamiento de Donostia y la Diputación de Gipuzkoa. Ese emotivo acto de presentación, al que seguirá otro abierto al público, ha contado con la presencia de la activista saharaui Elghalia Djimi, así como de familiares de desaparecidos. También han asistido Juan Karlos Izagirre y Martin Garitano, alcalde de Donostia y diputado general de Gipuzkoa, respectivamente.
El forense Paco Etxeberria y el sicólogo Carlos Beristain, responsables del trabajo, han explicado que las víctimas halladas en las fosas comunes fueron ejecutadas entre el 12 y el 13 de febrero de 1976. Dos de ellas eran menores de edad.
En las fosas, situadas a escasos kilómetros del muro construido por Marruecos y bajo control de la MINURSO, se han hallado documentos de identidad españoles –el Sahara Occidental estaba bajo administración española por entonces– y casquillos de bala.
Los restos se han dejado en el lugar donde se encontraron, debidamente señalizados, a la espera de que una verificación oficial desemboque en la entrega de los mismos a sus respectivos familiares. Los integrantes del equipo de trabajo consideran «imprescindible» que las autoridades saharauis, españolas y los órganos competentes de la ONU «den una respuesta a la demanda de los familiares».
Etxeberria ha remarcado que en todo momento se ha respetado con escrúpulo la custodia de mando de los restos a la hora de realizar la identificación.
Los responsables del trabajo han remarcado la importancia de la investigación, tanto para los familiares de los desaparecidos, a cuyos testimonios se da veracidad, como para desmontar la versión oficial sostenida por Marruecos. El reino alauí sostuvo ante el consejo consultivo de la ONU que las víctimas fallecieron en un cuartel militar durante su periodo de detención.
Con los resultados de la investigación en la mano, solicitarán una reunión al Ministerio español de Exteriores y pretenden asimismo llevar la cuestión ante la ONU.
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Una investigación forense revela las identidades de ocho pastores del Sáhara Occidental con DNI español asesinados en febrero de 1976 por fuerzas del ejército de Marruecos.
PUBLICO  PATRICIA CAMPELO Madrid 10/09/2013
Desde hace casi cuatro décadas, familiares y asociaciones de víctimas saharauis denuncian las graves violaciones de derechos humanos cometidas por Marruecos en los territorios del Sáhara Occidental, ocupados por el reino alauita desde noviembre de 1975.
La desaparición forzada es una de estas prácticas, calificada como de lesa humanidad, que cuenta con más de 400 casos documentados. Ahora, un equipo de expertos ha identificado ocho cuerpos que corresponden a ciudadanos saharauis, con DNI español, asesinados por miembros del ejército de Marruecos el 12 y 13 de febrero de 1976 y considerados, hasta la fecha, como desaparecidos. Se trata de los primeros trabajos en fosas comunes de la represión marroquí. Las víctimas eran beduinos que se dedicaban al pastoreo, razón por la cual no huyeron de sus tierras durante la invasión.
Los hallazgos en las dos fosas revelan que Marruecos mintió en su informe sobre desaparecidos saharauis, publicado en diciembre de 2010
Sus asesinatos se cometieron en el mismo lugar donde fueron detenidos, en Fadret Leguiaa, una zona de la región de Smara, a 400 kilómetros de los campamentos de refugiados de Tinduf, y próxima al muro minado custodiado por Marruecos que divide el Sáhara. Allí, el pasado febrero, un pastor encontró restos humanos esparcidos por la arena, movidos por las condiciones climatológicas debido a que su enterramiento era superficial.
La exhaustiva investigación científica y documental que ha evidenciado, por primera vez, casos de desaparecidos saharauis, ha sido dirigida por el médico forense Francisco Etxeberría, y da continuidad al informe denominado El oasis de la memoria, del doctor Carlos Beristain y la abogada Eloísa González, un texto que analiza la  vulneración de derechos humanos en el Sáhara Occidental. Tras la publicación del informe, la Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos saharauis [Afapredesa] solicitó a un equipo investigador de la Universidad del País Vasco la exploración de una zona que podía albergar restos de víctimas.
El pasado junio, dicho equipo profesional y miembros de la Fundación Aranzadi y del instituto vasco Hegoa visitaron el terreno -que se encuentra bajo supervisión del mandato de Naciones Unidas Minurso- con familiares de las víctimas y miembros de Afapredesa.
“Las detenciones se dieron en las cercanías del pozo de Amgala, donde los beduinos iban buscando agua para el ganado”, detalla el informe Meheris, la esperanza posible, donde los responsables de la investigación desmenuzan todo el proceso de trabajo y cuyas conclusiones se han presentado hoy en San Sebastián. “El operativo militar marroquí movilizó numerosas tropas y vehículos en una zona en la que, en ese momento, solamente había población civil: grupos de beduinos que vivían en la región”, concreta el informe.
No existen datos que prueben la existencia de combates los dos días en que se sucedieron las ejecuciones. Y no se tiene constancia de la presencia de fuerzas del Frente Polisario en la zona hasta días después. Asimismo, los investigadores hallaron en las cercanías de las dos fosas vainas de proyectiles, y los cráneos de las víctimas presentan perforaciones de balas.
“Las lesiones corresponden a lugares vitales selectivos, propios de ejecuciones extrajudiciales”, determina el equipo investigador, que cuenta con la experiencia de años de trabajo en España en las fosas comunes de víctimas de la represión franquista.
“Podría haber más fosas en la zona”
El recuerdo del testigo presencial, que por entonces tenía 13 años,  coincidió con las evidencias descubiertas en las fosas. Además, el testimonio de los familiares sirvió también para corroborar el extremo de la detención colectiva, momento presenciado por algunos de ellos.
Entre los objetos personales hallados, los arqueólogos localizaron los DNI (documento nacional de identidad) españoles de tres víctimas y un carné de racionamiento, con membrete español, a nombre de Salama Mohamed Alí.
Los familiares, que viven en los campamentos de refugiados, acompañaron al equipo de expertos durante el proceso de exhumación, y pudieron practicar sus ritos funerarios ante las fosas. Ambos enterramientos se volvieron a cerrar una vez tomadas las muestras de ADN.
El siguiente paso,  según ha aclarado el doctor Etxebarría a Público, será  regresar a la zona para devolver los restos a sus familiares. Hasta ese momento, las fosas han quedado protegidas, señalizadas y bajo supervisión de la Minurso, según asegura el equipo investigador.
Ahora, con las pruebas materiales delimitadas, las familias de las víctimas pueden reforzar sus demandas en la búsqueda de verdad, justicia y reparación. La responsabilidad en primera instancia apunta a Marruecos, país que no ha investigado de manera satisfactoria los casos de desapariciones durante su ocupación del territorio saharaui.
El 80% de estos casos se dieron durante los primeros años tras la marcha verde, el origen de la invasión ideada por Hasán II -padre del actual rey de Marruecos- tras la salida de España del territorio. La desaparición forzada se convirtió de este modo en el principal método de represión marroquí.
Marruecos sesgó información sobre los desaparecidos
El Consejo Consultivo de Derechos Humanos del país norteafricano publicó un informe en internet, en diciembre de 2010, en el que reconocía la desaparición de 351 saharauis bajo su responsabilidad. Con unos datos “fragmentados, parciales y limitados”, según  denuncia el equipo de Etxebarría, el texto facilitó información sobre el destino que tuvieron  207 víctimas. Precisamente, cuatro de ellas forman parte del grupo hallado ahora en las fosas de Smara. Según el organismo marroquí, esas cuatro víctimas murieron en el cuartel de la ciudad, no da fechas de los fallecimientos y, además, sitúa las detenciones cuatro meses después de la fecha en que ocurrieron. Las evidencias halladas por los investigadores vascos contradicen la versión del informe de Marruecos, ya que las víctimas fueron ejecutadas en el mismo lugar donde se produjeron las detenciones en febrero de 1976.
Más de 400 saharauis siguen desaparecidos
El intento de Marruecos por investigar los casos de desaparecidos saharauis no cumplió con las expectativas de las familias.  El periodista José Oropesa, que ha trabajado con Afapredesa en los campamentos de Tinduf, ha recogido testimonios de familiares que, pese al informe marroquí, seguían hablando de sus familiares como desaparecidos. “Las familias argumentan que no han visto el cuerpo tras el fallecimiento y, sobre todo, no se les han explicado las causas de las muertes”, indica Oropesa a Público. Según la investigación marroquí, "fueron enterrados" sin haber comunicado el fallecimiento a la familia. También, se dice que “fueron ejecutados” y que muchos de ellos “murieron por la situación en la que se encontraban tras la detención o el traslado desde la cárcel”, explica Oropesa.
“En los campamentos se desprestigia y desprecia dicho informe”, asegura el periodista. “Las familias se han sentido más dañadas por haberse tenido que enterar por un informe en internet -algunas familias ni lo saben aún- de que sus familiares, según Marruecos, estaban muertos”, añade.
Responsabilidad española
La obligación de investigar los delitos de lesa humanidad en el caso saharaui corresponde también al Estado español, al que pertenecen los ciudadanos desaparecidos que habitaban en la provincia española número 53. La comunidad internacional sigue considerando a España como la potencia administradora, ya que no reconoce los acuerdos por los que la dictadura franquista otorgó el territorio a Marruecos y a Mauritania, en noviembre de 1975, días antes de la muerte de Francisco Franco.
Los saharauis identificados tenían DNI español
El resultado del trabajo científico en las fosas de Smara supone otro balón de oxígeno a la causa saharaui que cuenta con el respaldo de organismos internacionales que presionan a Marruecos para que cumpla con sus obligaciones en materia de derechos humanos. El Grupo de Trabajo de la ONU contra la desaparición forzada se ha pronunciado a este respecto. Y este año, la visita del relator especial de la ONU contra la tortura y el trabajo de la Fundación Kennedy han reforzado las demandas saharauis.
Ahora, “la intención es denunciar los hechos y exigir la intervención de Naciones Unidas, porque hay más fosas en la zona”, avanza Etxebarría. “En la Audiencia Nacional hay un proceso abierto pero dormido, que Afapredesa desea activar”, concluye.

Una familia saharaui asume a la administración de la prisión local de El Aaiún la responsabilidad de la negligencia médica que sufre su hijo y exige su derecho al tratamiento medico



El preso político “Mohamed Ali Asahdi” lleva dos semanas en un estado de salud muy grave debido a que padece de una fuerte enfermedad de infección a nivel de las amígdalas, la boca y los dientes, sin que la administración de la prisión local de El Aaiún/Sahara Occidental, tome alguna medida para garantizar su derecho al tratamiento médico que necesita con urgencia debido al grave estado de salud en que se encuentra, de acuerdo con las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos y Ley 23/98 que rige las cárceles de Marruecos.
Su hermana “Aicha Assaid” se puso en contacto el 6 de septiembre de 2013 con el director de la prisión, el procurador general del rey del tribunal de apelación de la dicha ciudad además del Consejo Nacional para los Derechos Humanos, inmediatamente después de su visita a la prisión y ver por un lado la situación de salud muy degradada de su hermano tras la serie de enfermedades de las cuales se quejaba, y por otro lado, la negativa de la administración a ofrecerle tratamiento médico a pesar de estado de salud y sus reivindicaciones.

“Aicha Asaid” exigió a las partes mencionadas intervenir de una forma urgente y ofrecer tratamiento médico a su hermano, asumiendo a la administración penitenciaria la responsabilidad del empeoramiento de su salud, que ahora está requiriendo cuidados intensivos.

Queda señalar que el preso político saharaui “Mohamed Ali Asahdi”, fue detenido el 9 de mayo de 2013 a las 9:00 de la mañana en su casa tras la marcha popular pacifica que tuvo lugar en El Aaiún/Sahara Occidental, el 4 de mayo de 2013.

“Mohamed Ali Asahdi” aún se mantiene bajo detención preventiva en la prisión local de El Aaiún/ Sahara, en espera de un juicio junto con 5 presos políticos saharauis, entre ellos un menor de edad, quien también está sufriendo de condiciones duras y deplorable en el pabellón de menores.

El buró ejecutivo del Colectivo de Saharauis Defensores de Derechos Humanos
CODESA
 El Aaiún/Sahara Occidental, el 6 de septiembre de 2013

Identificados ocho saharauis, dos con DNI español, en fosas comunes


Un equipo español ha exhumado a las víctimas, ejecutadas en 1976 por el ejército marroquí

Dos de ellas son padre e hijo. Entre los restos hay dos menores de edad

Los forenses hallaron entre los huesos sus carnés de identidad y vainas de fusil

Un testigo que presenció los fusilamientos cuando tenía 13 años señaló el lugar

Las fosas se encuentran a 400 kilómetros de los campamentos de Tinduf


Un equipo de investigación y forense de la Universidad del País Vasco ha localizado en dos fosas comunes en el Sáhara e identificado mediante análisis de ADN los restos de ocho saharauis, dos de ellos menores de edad, que fueron ejecutados por arma de fuego el 12 de febrero de 1976 por miembros del ejército marroquí. Dos de las víctimas tenían DNI español. Los técnicos encontraron entre los huesos el documento de identidad de Mohamed Abdalahe Ramdan (DNI A-4131099) y de Mulud Mohamed Lamin (DNI A-4520032). Otro esqueleto conservaba una cartera plastificada con membrete español que contenía el carné de racionamiento de azúcar de la época, a nombre de Salama Mohamed Ali Sidahmed. Junto a los huesos, como ocurre en las fosas del franquismo exhumadas en España, el antropólogo forense Francisco Etxeberria, que dirigió la investigación con el psicólogo Carlos Martín Beristáin, encontró vainas de proyectiles de fusil.
El equipo se desplazó los días 8, 9 y 10 del pasado mes de junio a la zona de Fadret Leguiaa, en la región de Samara, a 400 kilómetros de los campamentos de refugiados de Tinduf, en medio del desierto, para comprobar si, como les había comunicado la Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis (AFAPREDESA) allí había restos humanos de víctimas saharauis.
Familiares de las víctimas informaron al equipo de investigación de la existencia de un testigo que había presenciado las ejecuciones: Aba Alid Said Daf, que tenía 13 años cuando se produjeron los hechos. El equipo español corroboró su identidad y le entrevistó. Los resultados de la investigación forense, documental y genética de la fosa “corroboraron absolutamente su relato”, según el informe elaborado por Etxeberria y Beristain.
Un testigo: "Le disparó directamente, en pleno corazón"
El 12 de febrero de 1976 fuerzas militares marroquíes desplegadas en la zona de Amgala detuvieron a varios beduinos. Varios de sus familiares fueron testigos de la detención colectiva. El testigo, Aba Ali Said Daf, fue detenido, a pesar de ser menor de edad, con otros dos beduinos, vecinos y conocidos suyos: Mohamed Mulud Mohamed Lamin y Abdelahe Ramdan.
“Hacia las ocho de la tarde vino uno [militar marroquí] en un coche jeep. Llamó a Mohamed Mulud primero. Le preguntó: ‘¿Dónde están los Polisario?’. La segunda pregunta que le hace es: ‘Dame tu carné de identidad’. Mohamed Mulud negó tener conocimiento del Polisario. Acto seguido le disparó [el militar marroquí] directamente, en pleno corazón. Luego llamó a Abdelahe Ramdan y le hizo la misma pregunta que a Mulud, disparándole de la misma manera. El hombre que les disparó tenía pistola, pero cogió un fusil para hacerlo”, relató Aba Ali Said Daf a los investigadores españoles.
El chico también fue testigo de la detención de Bachir Salma Daf, otra de las víctimas halladas en la fosa, de solo 14 años. Aba Ali Said Dad declaró que escuchó la voz del padre del chico, Salma Daf Salec Bachir, suplicando que no lo mataran. Ambos fueron ejecutados.
Ese día también fueron detenidos Sidi Salec, menor de edad, Sidahmed Segri Yumani, Salma Mohamed Sidahmed y Salama Mohamed Ali Sidahmed. Sus familiares no volvieron a saber de ellos. Todos eran beduinos que vivían del pastoreo de camellos y cabras.
Marruecos dijo que habían muerto en un cuartel militar
Durante tres décadas, explica el informe, Marruecos no dio respuesta oficial a las familias sobre su paradero. El informe de la Instancia de Equidad y Reconciliación (2006) de Marruecos recogía información sobre cuatro de los detenidos aquel día, asegurando que habían sido llevados al cuartel de Samara y que allí habían fallecido durante el tiempo de detención. El informe marroquí señala sobre Salma Daf Sidi Salec: “Arrestado por el ejército real en junio de 1976 en Smara, fue conducido a una de sus bases, donde falleció”. De su hijo, Bachir Salma Daf, de 14 años, dice lo mismo. De Salama Mohamed Ali Sidahmed, “fallecido durante el secuestro sin fecha exacta”. De Abdelahe Ramdan, “arrestado el 22/02/1976 en Amgala por el ejército, fue conducido hacia la base militar de Samara, donde falleció, sin fecha exacta”.
El equipo de investigación español ha demostrado que dicha información es falsa: tanto las fechas señaladas como los hechos. “Las detenciones ocurrieron el mismo día y los detenidos no fueron trasladados a ningún cuartel, sino que fueron ejecutados inmediatamente en el mismo lugar”, recoge el informe. El análisis genético lo confirma.
Los asesinos enterraron superficialmente a las víctimas. A finales de febrero de 2013 un pastor llamado Abderrahman Abaid Bay encontró unos restos humanos esparcidos sobre la arena en la zona. Cuando el equipo de investigación y forense llegó al lugar, descubrió un hueso fémur derecho semienterrado, afectado por la exposición solar.
Un jersey azul y un rosario
Además de los DNI españoles ya señalados, los forenses recuperaron prendas que vestían las víctimas el día de su desaparición y que sus familiares habían descrito a la perfección antes de que se abriera la fosa y se comprobara que tenían razón. Así, Mahmud Salma Daf identificó el jersey azul de su hermano, que tenía 14 años cuando lo mataron, y las cuentas del rosario de su padre.
Pese a que los entierros fueron superficiales, algunos de los objetos se habían conservado muy bien “debido a la falta de humedad que se da en el desierto y a las características del terreno”, explica el informe.
Debido a que la zona está bajo supervisión, por parte de la MINURSO, del Alto el fuego firmado por las partes en 1991, los restos, explica el equipo de investigación, “fueron dejados debidamente protegidos y señalados en el lugar donde se encontraron, con el objeto de que se realice próximamente una misión de verificación oficial que pueda concluir con la entrega de las víctimas a sus familiares y se instauren medidas para la protección de otras fosas que se encuentran en la zona”. Actualmente, asegura el informe, “existen más de 400 víctimas de desaparición forzada saharauis”.
“Hasta que se complete el proceso”, explica Sidi Mohamed Sidahmed Segri, “pedimos que haya vigilancia para asegurar el sitio. No tenemos palabras para agradecer el paradero de mi padre. Para nosotros es como una luz, porque todo ha sido oscuro. En nuestra religión, cuando no existe la tumba de un familiar para ir a visitarlo, no se puede tener duelo”.
El informe del equipo de investigación concluye: “Las implicaciones jurídicas y en términos de derecho internacional de los derechos humanos de este caso son evidentes y muy relevantes. Deberían ser evaluadas por las autoridades saharauis y españolas, dado que se trata de ciudadanos saharauis con DNI español, y por los órganos y mecanismos competentes del sistema de Naciones Unidas de protección de derechos humanos. Asumiendo las autoridades de Marruecos su responsabilidad en el caso”.