*Entrevista: Poemario por un Sahara
libre
«El oasis de la memoria. Memoria histórica y
violaciones de Derechos Humanos en el Sahara Occidental», está realizado por
Carlos Martín Beristain y Eloísa González Hidalgo. Este informe recoge las
violaciones de los derechos humanos desde la invasión del territorio por
Marruecos hasta el desmantelamiento del campamento Gdeim Izik y está basado en
la metodología desarrollada en diferentes proyectos de Memoria Histórica y
Comisiones de la Verdad en las que el doctor Beristain ha participado en
Latinoamérica. La obra está dividida en dos tomos y ha sido publicada por Hegoa
(Bilbao, 2012) y accesible a través de su página web:
Poemario por un Sahara Libre entrevistó a Carlos
Martín Beristain, horas después de presentar el informe en Zaragoza. Quisimos
saber en qué consiste este trabajo: “El libro es un intento por mi parte de dar
voz a las víctimas saharauis, que hubiera un espacio de acogida de historias,
muchas de las cuales nunca habían sido contadas y poder convertir esas historias
compartidas de las 261 víctimas que se han entrevistado, en parte de una
historia colectiva del pueblo saharaui y de las violaciones de derechos humanos
en el Sahara Occidental. Muchas de las víctimas entrevistadas nunca habían
hablado”.
Los autores del informe se han encontrado con
experiencias dramáticas como “crímenes de guerra o bombardeos especialmente el
de Um Draiga”. Las experiencias de estas víctimas nunca fueron investigadas en
profundidad, ni esos casos han sido relevantes en términos de conocimiento de lo
que le ha ocurrido al pueblo saharaui.
Partiendo de esta perspectiva de visibilizar el
impacto de las violaciones de los derechos humanos de la población saharaui se
ha hecho un estudio “según los estándares internacionales de experiencias como
Comisiones de la Verdad en el mundo, en varias de las cuales yo he
participado”.
Se puede dividir el estudio en dos grandes partes.
Por un lado “un estudio de diferentes 7casos de violaciones de derechos humanos
que se han dado en el Sahara, desde los bombardeos y éxodo del año 76, hasta el
campamento de Gdeim Izik, pasando por las diferentes épocas”. En palabras de
Berastain “las violaciones de derechos humanos contra el pueblo saharaui tan
tenido una dimensión colectiva. Durante los primeros años fueron el éxodo, el
bombardeo, el pillaje, la desaparición forzada, tanto de quienes permanecieron
en los centros clandestinos y murieron, como de otros de los que no se sabe
ninguna información en la actualidad, como de quienes fueron liberados en el año
91, o incluso después, en el año 93 y 96; y la experiencia de otros casos
colectivos posteriores, de las detenciones arbitrarias, torturas, en la época
final de Hassan II y en la época del régimen de Mohamed
VI”.
En el estudio se ha tratado de documentar el conjunto
de hechos más significativos de otra época que tiene que ver con casos de
tribunales militares contra civiles, los casos de la Intifada de 2005, el caso
de Aminetu Haidar y el caso del campamento de Gdeim Izik. Carlos explica que el
primer tomo del informe “termina con un análisis del modus operandi, de cuáles
han sido las condiciones que han hecho posible el horror y las violaciones de
los derechos humanos en el Sahara”. En el segundo tomo “se puede encontrar un
análisis del impacto de las violaciones de derechos humanos, qué impacto ha
tenido sobre la vida de la gente”. Se recoge el impacto individual y colectivo,
el impacto familiar, los impactos sobre las mujeres; sin olvidar “los impactos
muchas veces invisibilizados sobre la población infantil, la siguiente
generación, la de los hijos que tuvieron los padres y las madres desaparecidos;
también el de los hijos que se han ido socializando en el dolor y el sufrimiento
de la represión frente a las manifestaciones, que han sufrido a su vez
detenciones y torturas por tratar de cruzar el muro en su momento, por
participar en manifestaciones, etc”.
A partir de ahí hay otra parte que Beristain llama
“la memoria de la solidaridad”, que ha hecho posible la resistencia del pueblo
saharaui: “lo justo de su causa, la conciencia social, política e incluso
cultural del pueblo saharaui, las formas de apoyo mutuo en condiciones extremas
en las detenciones de los centros clandestinos, la movilización social y la
defensa de los derechos humanos como estrategias de defensa de la vida en medio
de esa represión”.
Por último el informe trata un capítulo que se llama
“Verdad, justicia y reparación en el Sahara Occidental”. En palabras de
Beristain hace un análisis de tres factores: “por una parte cuáles son los
estándares internacionales sobre verdad, justicia y reparación en los procesos
de transición política, que no se han puesto en marcha en el caso del Sahara
Occidental; se hace un análisis de cuáles son las demandas de las víctimas y la
experiencia de las víctimas supervivientes”.
Hubo un intento de de organizarse en el año 94, pero
especialmente del año 99 en adelante las víctimas intentan organizarse en
comités, demandando el reconocimiento de los hechos, la investigación de los
desaparecidos, la justicia, la reparación moral, la reparación económica. Ese
conjunto de factores se hicieron en el Sahara con falta de respuesta
institucional por parte del estado marroquí frente a esas demandas y a los
estándares internacionales.
En el epílogo del informe se apela a las líneas de lo
que debería ser un “replanteamiento del conflicto saharaui desde la perspectiva
de derechos humanos”, en palabras de Beristain. “El informe trata de ayudar a
poner la discusión del Sahara en una dimensión que tiene que ver con los
derechos humanos, puesto que estamos hablando de un conflicto armado y una
represión política que necesita revisarse desde esos estándares para la búsqueda
de una salida política también”.
Quisimos saber cómo surgió la idea de realizar esta
investigación y el posterior informe. Carlos Beristain tenía un conocimiento
previo de la situación del pueblo saharaui en temas relacionados con la salud,
ya que hace años realizó una evaluación para la cooperación referida a los
campamentos de refugiados. El informe surgió de la importancia de hacer “un
trabajo distinto sobre la situación de los derechos humanos”, según sus
palabras. Su experiencia en este campo en América Latina, en países como
Guatemala, Perú, Ecuador o Paraguay, data de más de veinte años, en contexto de
guerra, violencia, acompañamiento a las víctimas, defensa de los derechos
humanos desde la perspectiva psicosocial. Esta amplia experiencia podía también
resultar útil para el caso del Sahara, que sin embargo presentaba numerosas
dificultades: “en un territorio como los campamentos, con el estrés climático,
social, el aislamiento y la falta de que el tema de derechos humanos se haya
considerado como central en su situación”.
La importancia de un trabajo como éste era cada vez
más evidente desde que se empezó a romper el aislamiento en relación a la
situación de los derechos humanos en el Sahara. Un aspecto muy importante fue el
de conseguir “la confianza de las víctimas, nada de esto se puede hacer sin esta
construcción de la confianza, y eso fue también un proceso de relación con
alguna de las organizaciones, con algunas víctimas que tienen muy buen
conocimiento de la situación para establecer una relación de base que permitiera
el acceso a las víctimas en condiciones que permitieran hacer el trabajo:
confidencialidad, de protección del espacio para que se pudiera hacer con unas
ciertas garantías”. Todo ello con la intención de romper con una tendencia muy
frecuente en el caso del Sahara, en el que a menudo se han recogido denuncias
excesivamente genéricas o con un componente político del testimonio pero “sin
profundizar en la experiencia de las víctimas”.
El informe tiene múltiples utilidades, Martín
Beristain lo considera como “un regalo para el pueblo saharaui. La memoria que
la gente ha compartido con nosotros, la hemos sistematizado y se la devolvemos.
Ojala a la gente le sirva para sentir que su historia está ahí, que hay una
construcción colectiva que les pertenece (…) ojala sea una memoria en la que las
víctimas se sientan reconocidas, respetadas y tenidas en cuenta”. En palabras
del autor también salen líneas de trabajo para realizar “una agenda de
transformación en el conflicto, desde el acompañamiento a las víctimas, a los
defensores de derechos humanos; salen líneas de trabajo para la atención a las
víctimas en los campamentos, qué hacer con los familiares de los desaparecidos y
con las víctimas de la violencia”.
Martín Beristain destaca que también se proponen
programas de apoyo y acompañamiento que se podrían poner en marcha; se presenta
toda una línea de trabajo de actuaciones que en el Sahara no se han hecho
todavía, y que se están demandando. Según afirma el autor: “son cosas que se han
aplicado en otras situaciones de conflicto y guerra y han sido importantes para
las víctimas”. También proporciona “elementos para hacer una política de
reivindicación frente al estado de Marruecos”, además de pautas para trabajar
con agencias de Naciones Unidas que tienen que ver con el campo de derechos
humanos. En opinión de Martín Beristain “el Sahara ha estado muy alejado de
todos esos mecanismos internacionales durante años porque el estado de Marruecos
no ha permitido que se activen; se están empezando a activar, en los últimos
meses ha habido gran número de visitas bien relevantes e importantes y el
informe puede ser útil para todos esos sectores del campo de derechos humanos
que no han tenido conocimiento real de la dimensión del problema del Sahara, o
se han dejado llevar por la representación de la realidad dominante, promovida
por el régimen de Marruecos en los foros internacionales”.
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