La Güera, ciudad fantasma
Por Luis de Carlos Calderón
Prácticamente, todas las naciones tienen sus pueblos fantasmas, bien porque están abandonados bien por las historias que de ellos se relatan. Entre los primeros sólo en España podemos contar cerca de tres mil; entre los segundos, depende el número de la imaginación popular. Ciertamente, en el mundo son legión. También, el Sahara tiene sus pueblos fantasmas por abandono a causa de las invasiones mauritana y marroquí. Contemplar las fotos de La Güera, produce exactamente la misma sensación de desasosiego que hacer lo propio con las correspondientes a tantas ciudades que muestran sus edificaciones derruidas. Distinta consideración merecerían los seis poblados o colonias de pescadores marroquíes en el Sahara ocupado que, por temporadas, podrían adquirir tal denominación. Además, probablemente, se cuenten historias entre los saharauis, en una cultura tan dada a los relatos, de pueblos que han vivido acontecimientos que los hacen especiales.
Prácticamente, todas las naciones tienen sus pueblos fantasmas, bien porque están abandonados bien por las historias que de ellos se relatan. Entre los primeros sólo en España podemos contar cerca de tres mil; entre los segundos, depende el número de la imaginación popular. Ciertamente, en el mundo son legión. También, el Sahara tiene sus pueblos fantasmas por abandono a causa de las invasiones mauritana y marroquí. Contemplar las fotos de La Güera, produce exactamente la misma sensación de desasosiego que hacer lo propio con las correspondientes a tantas ciudades que muestran sus edificaciones derruidas. Distinta consideración merecerían los seis poblados o colonias de pescadores marroquíes en el Sahara ocupado que, por temporadas, podrían adquirir tal denominación. Además, probablemente, se cuenten historias entre los saharauis, en una cultura tan dada a los relatos, de pueblos que han vivido acontecimientos que los hacen especiales.
Las guerras; las emigraciones por el declive económico (ciudades mineras) o por la imposibilidad de desarrollo de zonas alejadas de los centros de vitalidad comercial e industrial; cataclismos naturales: terremotos, erupciones volcánicas, maremotos, etc., son los motivos principales de los abandonos de los pueblos que denominamos fantasmas sin olvidar el accidente de la planta nuclear de Chernobyl que convirtió Pripyat, en la región de Kiev (Ucrania), en otra ciudad fantasma. La desolación reina en calles y casas que, antaño, eran recorridas y habitadas.
Sin embargo, el objeto de este artículo no es describir la situación de los pueblos que han sido abandonados ni la de recordar a los que pudieran entrar en el elenco de especiales por sus historias fantasmagóricas, sino mencionar aquellos otros que, hasta el presente, nunca han estado habitados. Y estos sí que son pocos en el mundo pero mereciendo una denuncia, por razones obvias, los existentes en el Sahara porque entiendo que su construcción pueda ser la de preparar el recibimiento de una tercera marcha verde. La primera es harto conocida, la segunda la realizada a partir de septiembre de 1991 en la que una marea humana invade el Sahara Occidental con el fin de manipular el censo electoral convirtiendo en mayoría a los marroquíes sobre lo saharauis, en una proporción de cinco a uno, mientras doscientas mil de estos últimos sobreviven, con dificultades, en el exilio. La tercera se está produciendo de forma continuada pero que, con un salto cuantitativo, en cualquier momento, haría casi imposible una futura repatriación de cientos de miles de personas a sus tierras de procedencia en el Norte de Marruecos.
En las cercanías de El Aargub, frente a las costas de Dajla o Villa Cisneros, se encuentran numerosas edificaciones, verdaderos pueblos deshabitados. Espacios para futuras colonias que, creo, van desarrollándose, también, en Auserd, Bir Nzaran y Bir Ganduz. El territorio que dejaron libre los saharauis huyendo del exterminio está siendo, concienzudamente, repoblado por marroquíes. Las revueltas en muchas naciones árabes, cuyo inicio se produjo en el campamento de Gdeim Izik, manifiestan la importancia de que exista una comunidad numerosa de saharauis en el Sahara invadido que nos hace pensar si unos cuantos miles de ellos no deberían retornar a su tierra para luchar por su libertad desde el interior preparando el regreso de los que permanezcan en Tinduf.
Por supuesto, que toda esta política colonizadora del sultanato alauita se conoce en la ONU, pero su vividora burocracia no se inmuta. No lo hace por los derechos humanos, conculcados por las autoridades marroquíes, permitiendo unas casi eternas vacaciones a los miembros de la Minurso, menos lo va a hacer por la consumación de la colonización del Sahara Occidental por los súbditos del sultanato alauita. A la ONU, en su actitud ante esta penosa realidad que vive el pueblo saharaui, le viene bien aquella frase que reza “ni una mala palabra ni una buena acción”.
Luislexis
Fuente: SáharaLibre.es
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