Es muy curiosa la actitud de los políticos europeos hacia el pueblo saharaui. Todos saben que la razón y la legalidad les asiste, pero al mismo tiempo todos dan por hecho que lo tienen muy mal, que poco o nada se puede hacer por ellos, que la justicia perece indefectiblemente ante la real politic, término que traducido al castellano viene a significar democracia y bienestar para nosotros, vejaciones y expolio hacia los demás.
Francesco Bastagli, el que fuera responsable de la Minurso entre 2005 y 2006 ha venido a Dajla a reconocerlo. A reconocer que pese a las más de 100 resoluciones de la ONU favorables al derecho de los saharauis a la autodeterminación, nadie ha hecho nada por aplicarlas. Bastagli es ahora abiertamente prosaharaui, pero cuando tenía que serlo, cuando tenía que demostrarlo, tuvo que seguir directrices contrarias y posturas ambiguas.
“Yo dimití cuando comprobé que no era posible hacer nada. Los intereses de los países más potentes están por encima de la ONU”, ha admitido el diplomático italiano durante su visita al FiSahara 2011 de Dajla, que ya se acerca a su fin.
Los desamparados y los torturados, los saharauis de los campamentos y los activistas venidos de los territorios ocupados, se refugian en la dignidad y en la alegría. La tradicional fiesta musical en las dunas volvió a unirlos en una velada que acabó siendo la metáfora de una situación: atardecer sosegado al comenzar, lluvia reparadora a
continuación y furiosa ventisca de arena al final.
Todos corrieron a refugiarse, cuando aún no hay terminado su actuación el guitarrista saharaui Nayim Alal, como si Marruecos les atacara de nuevo. Pero la lluvia en el desierto fue un recordatorio de que, a veces, lo imposible
ocurre. Si llueve en el desierto, si las pequeñas plantas pueden brotar milagrosamente sobre el pedregal, entonces también la libertad puede llegar.
Con esa idea en la cabeza se fue mucha gente a dormir, cansada tras intensos días en Dajla, donde no es cierto que no pase nada: aquí pasan cosas continuamente. Tristes y alegres. La noticia triste es que el hijo del Primer Ministro de la RASD, Abdelkader Taleb Omar, se debate entre la vida y la muerte en la UCI de Rabouni, después de volcar con su coche en una duna cuando se dirigía al FiSahara. Una duna te puede matar o te puede maravillar, así es la vida.
Pero dentro de toda mala noticia siempre subyace otra buena: si el hijo de Tabel Omar tiene opciones de sobrevivir es porque Rabouni tiene un hospital bien equipado y porque un día el Polisario decidió enviar a sus hijos a formarse a Cuba y muchos volvieron como médicos. Si los refugiados no hubieran hecho nada por organizar una sociedad en un páramo, demostrando que sabrían conducir un país infinitamente más equitativo, libre y solidario que la monarquía
alauita, más que cualquiera de los países limítrofes con la tierra usurpada, si no hubieran hecho nada de esto, el hijo de Taleb Omar no tendría ninguna opción.
El pueblo saharaui aún cree en sus opciones. Y las revueltas del Magreb han venido a demostrarle que si Mubarak ya no está en Egipto, si Ben Ali ya no está en Túnez y si Gadafi está acorralado, es que a veces lo imposible ocurre. El equipo de fútbol de los artistas y periodistas que cada año se enfrentan a los saharauis confía en eso para evitar perder de nuevo por 10-1. Aunque con Alberto Ammann lesionado hay que reconocer que la cosa está cruda.
Aunque visto de otra forma, si las tácticas de Mourinho son la real politic, entonces hay esperanza. Para el fútbol y para el Sáhara.
http://www.guinguinbali.com/index.php?lang=es&mod=news&task=view_news&cat=4&id=1918
“Yo dimití cuando comprobé que no era posible hacer nada. Los intereses de los países más potentes están por encima de la ONU”, ha admitido el diplomático italiano durante su visita al FiSahara 2011 de Dajla, que ya se acerca a su fin.
Los desamparados y los torturados, los saharauis de los campamentos y los activistas venidos de los territorios ocupados, se refugian en la dignidad y en la alegría. La tradicional fiesta musical en las dunas volvió a unirlos en una velada que acabó siendo la metáfora de una situación: atardecer sosegado al comenzar, lluvia reparadora a
continuación y furiosa ventisca de arena al final.
Todos corrieron a refugiarse, cuando aún no hay terminado su actuación el guitarrista saharaui Nayim Alal, como si Marruecos les atacara de nuevo. Pero la lluvia en el desierto fue un recordatorio de que, a veces, lo imposible
ocurre. Si llueve en el desierto, si las pequeñas plantas pueden brotar milagrosamente sobre el pedregal, entonces también la libertad puede llegar.
Con esa idea en la cabeza se fue mucha gente a dormir, cansada tras intensos días en Dajla, donde no es cierto que no pase nada: aquí pasan cosas continuamente. Tristes y alegres. La noticia triste es que el hijo del Primer Ministro de la RASD, Abdelkader Taleb Omar, se debate entre la vida y la muerte en la UCI de Rabouni, después de volcar con su coche en una duna cuando se dirigía al FiSahara. Una duna te puede matar o te puede maravillar, así es la vida.
Pero dentro de toda mala noticia siempre subyace otra buena: si el hijo de Tabel Omar tiene opciones de sobrevivir es porque Rabouni tiene un hospital bien equipado y porque un día el Polisario decidió enviar a sus hijos a formarse a Cuba y muchos volvieron como médicos. Si los refugiados no hubieran hecho nada por organizar una sociedad en un páramo, demostrando que sabrían conducir un país infinitamente más equitativo, libre y solidario que la monarquía
alauita, más que cualquiera de los países limítrofes con la tierra usurpada, si no hubieran hecho nada de esto, el hijo de Taleb Omar no tendría ninguna opción.
El pueblo saharaui aún cree en sus opciones. Y las revueltas del Magreb han venido a demostrarle que si Mubarak ya no está en Egipto, si Ben Ali ya no está en Túnez y si Gadafi está acorralado, es que a veces lo imposible ocurre. El equipo de fútbol de los artistas y periodistas que cada año se enfrentan a los saharauis confía en eso para evitar perder de nuevo por 10-1. Aunque con Alberto Ammann lesionado hay que reconocer que la cosa está cruda.
Aunque visto de otra forma, si las tácticas de Mourinho son la real politic, entonces hay esperanza. Para el fútbol y para el Sáhara.
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