lunes, 6 de diciembre de 2010

Poema de Luis Nieto

PREGUNTO… Y NO ESPERO RESPUESTA

Necesito leer en los ojos de la noche,
preguntar ante el látigo del viento.

¿Cómo es posible que tú, dulce madre,
que fuiste desposada siendo aún una niña,
seas capaz de inundar
con tanto amor nuestro humilde cobijo?

¿Qué dios te habita en tu milagro, cómo
la hija de un pueblo que fue desposeído
y expulsado de su tierra levanta un hogar
sobre la plenitud de la nada en el desierto?

Yo he conocido otros lugares, madre,
durante meses colmada de regalos, madre,
y nada pudo borrar tu mirada de amor
con todos mis hermanos rodeándote, y yo…
llorando en mi partida.

Yo nunca podré ser como tú, madre,
sin niñez, sin juventud, sin un marido joven,
con un hombre que se quedó sin alma
al dejar su tierra y sin nada que construir,
tampoco militaba, tampoco te ayudaba,
sólo quiso quedarse esperando y esperando,
y ya sólo vagando y no esperando.

Yo nunca podré ser como tú, madre,
pero me has dado fuerza,
tú me das fuerza para luchar por nuestra tierra,
y aquí, sin que me oigas, en esta noche negra,
te juro que te admiro y que seguiré llorándote.

Y ante el frío silencio de todas las estrellas,
debo también preguntar al Supremo Guardián
del Giro de la Tierra: ¿por qué, cómo,
mientras va deshojando los años en sus días,
es posible observar tanta belleza
y a la vez tanta sangre derramada?

Si todos habremos de apearnos de este viaje
en plena marcha, desde este veloz
astro insignificante desplazándose
y girando absurdamente por el universo,
¿qué enloquecedora fiebre,
qué estúpido entendimiento
engendra reyes usurpadores de la vida
de tantos súbditos, de tantos subyugados
en tan vil e ignorado sufrimiento?

Nadie me responde...

Escucho los susurros de la noche. Interpreto
todos los silencios y lenguajes en el viento.


Luis Nieto del Valle, 28Nov2010

http://poemasdeluisnietodelvalle.blogspot.com/

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