Sin explicación, como es habitual, y con mucha rontundidad. Las autoridades marroquíes han vuelto a negar la entrada en el Sahara Occidental a cuatro defensores de los derechos humanos que volaron esta mañana desde Las Palmas de Gran Canaria a El Aaiún. Llegaban con el único objetivo de comprobar la situación en relación con esos derechos humanos que aunque la MINURSO sige sin incluir en sus competencias, la Unión Europea ya ha reconocido que debieran ser prioritarios. Pero no han podido siquiera bajar del avión.
Debe venir alguien importante en el avión". Era el comentario de varios miembros de la tripulación al tomar tierra, sorprendidos por el despligue policial y militar en el aeropuerto de El Aaiún. Y sí, parece que importantes para Marruecos. Aunque se tratara de cuatro defensores de los derechos humanos.
Iñaki Markiegi, de la Fundación Mundubat, Jesús Garay, de la Asociación de Amigos de la RASD de Gasteiz, José Taboada, Presidente de CEAS y Sandra Astete, de IEPALA, llegaban esta mañana a El Aaiún en un viaje organizado por la Federación de Asociaciones de defensa de los Derechos Humanos con la intención de reunirse con activistas saharauis sobre el terreno y "comprobar cómo está la situación, ya que la Unión Europea ha reconocido en su última resolución que es vital velar por la defensa de los derechos humanos y evitar que se sigan cometiendo atropellos", explicaba Garay vía telefónica mientras cruzaba el control policial ya en el aeropuerto de Gran Canaria.
Un control que no han podido atravesar en El Aaiún. De hecho, según explica Garay, no han llegado a bajarse del avión. "Una buena cantidad de policías y militares ha subido y nos ha pedido los pasaportes, y después de un rato nos los han devuelto y se han limitado a comunicarnos que las autoridades de El Aaiún no querían que pisáramos tierra". Los activistas saharauis que esperaban su llegada han recibido la misma respuesta al otro lado del control. Cómo conocían su llegada es algo a lo que Garay ni se molesta en contestar. "Lo sabían, obviamente".
Como conocían otras visitas similares en el pasado que -especialmente tras el desmantelamiento del campamento de protesta Gdeim Izik- rechazan sin miramientos. Marruecos mantiene un muro de silencio infranqueable desde entonces mientras continúan las detenciones y los juicios a diversos activistas, según insisten en denunciar los propios saharauis.
La postura del Parlamento Europeo, recogida en ese informe referido por Garay sobre “Derechos humanos en el mundo y la política de la UE al respecto” y adoptado el pasado 18 de Abril, abrió una puerta a la esperanza. En él, la UE reafirma claramente su apoyo al pueblo saharaui para el ejercicio de su derecho a la autodeterminación, y aboga por el respeto de los derechos humanos en el Sahara Occidental, pidiendo en particular a Marruecos poner fin a su represión y opresión.
El Parlamento Europeo se pronuncia particularmente sobre la puesta en marcha de un mecanismo internacional para la vigilancia de los derechos humanos en el Sahara Occidental, interpelando de hecho al Consejo de Seguridad sobre la necesidad de dotar a la MINURSO de la tarea de seguimiento y vigilancia del tema de derechos humanos en los territorios ocupados.
Pero haciendo oidos sordos, las autoridades marroquíes han vuelto a impedir la entrada de simples defensores de los derechos humanos, dejando claro que sea lo que sea lo que está pasando, no quieren testigos.
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