martes, 19 de marzo de 2013

En el fallecimiento de Luchaa Mohamed



En el adiós a Luchaa Mohamed “Ubeid”: “Los que mueren sin haber aportado nada a su causa mueren dos veces. Luchaa aportó mucho, por lo que no ha muerto, quedará para la eternidad”.

El Sahara siempre estuvo en su mente y en su corazón. En el adiós de Luchaa Mohamed pensamos en su generación, la del 68 o el 73 saharaui, aquella resplandeciente generación de los años de la metrópoli; una generación irrepetible, inolvidable y que tiene su lugar de oro en la Historia saharaui y de la que formó parte Luchaa. Ellos son ejemplo para todos nosotros, saharauis o no, por las obras que han dejado. Héroes para generaciones posteriores por dar su juventud y dedicar su vida a la justa causa de la liberación de su pueblo. Que en paz descanse, mientras esté en nuestra memoria Luchaa seguirá vivo. Nuestras condolencias para su familia, amigos y compañeros, y para todo el pueblo saharaui que ha perdido un gran hombre, a uno de los imprescindibles. Poemario por un Sahara Libre.



Luchaa Mohamed-Lamin Suilem

*Fuente: Frente Polisario. Nacido el 17 de diciembre de 1952 en Smara (Sahara Occidental); casado y padre de cinco hijos.

Miembro fundador del Frente Polisario.

De julio 1973 a noviembre 1974: Comité de información del Frente Polisario.

Agosto 1974: elegido miembro del buró político del Frente Polisario en su segundo congreso.

Diciembre 1974: integra las relaciones internacionales del Frente Polisario.

Abril 1977-marzo 1981, representante del Frente Polisario en África austral

Marzo 1981, septiembre 1982, representante del Frente Polisario en España.

Noviembre 1982 febrero 1986, comisario político en los campamentos de refugiados saharauis.

Febrero de 1987 a junio 1989, representante del Frente Polisario en Yugoslavia.

Mayo 1991 a septiembre 1993, representante del Frente Polisario en los Países nórdicos.

Noviembre 1994 a diciembre 1999 observador en el proceso de identificación de la MINURSO.

Septiembre 1995 a febrero 1999 secretario general del ministerio de asuntos exteriores de la RASD

Septiembre de 2001 a diciembre de 2006 delegado del Frente Polisario en Canarias.

Embajador extraordinario y plenipotenciario de la Republica Árabe Saharaui Democrática ante el gobierno angolano desde julio de 2008.



Para Ubeid Luchaa, de Bachir Lehdad, maestro y escritor, miembro de la Generación de jóvenes del 73 saharaui.

¿Cómo es que te vas sin despedirte? ¿Te fuiste de veras? ¡Espérame entonces allá en el cielo ó donde vayas a estar!

Allí juntos, volveremos a evocar tiempos de noches de insomnio, días de cantos de glorias, amores y martirios.

Allí juntos tendremos tiempo de hablar de muchas cosas.

Hablaremos de revoluciones y revolucionarios. De Marx, de Lenin, del Ché, de Martí, de Fidel y Cienfuegos, de Lumumba, del Jattabi, de Ben Barka, de Ben Emheidi, de Bumedien, de Mandela, de nuestros entrañables camaradas Jatri, Basiri, Luali, de Said Esgueyer, de Yambla, del Kararat, de Lehlaui, de Zeláleya y otros tantos.....

Esos que no nos esperaron, ambiciosos, quisieron ser los primeros.

Espérame compañero, escucharemos a George Harrison cantar My Sweet Lord...

Recordaremos la adolescencia, escucharemos cantar a Chej Abba, Sidati, Nasahala, Uld Meidah, Uld Awa, Uld Engdey

Escucharemos a Ummu Kaltum, Feiruz, Nadem Gazali, Dukali.

Escucharemos recitar bellos poemas a Neruda, Paco Ibañez, Miguel Hernández cantado por Serrat, escucharemos a Jaque Brel cantar Ne me quitte pas y nos cantarán Violeta Parra, Víctor Jara, Athawalpa Yupanki, Jorge Cafrune, Alberto Cortez y otros que a ti te gustan. Pero sobre todo amigo, hermano y compañero escucharemos a Mahmud Derwich, a Bachir Uld Ely y Beybbuh.

Nos sentaremos a orillas del Atlántico como otras veces hicimos, escucharemos, como no a Bob Dylan, Joan Baez, Jimy Hendrix, Janis Joplin y Paco de Lucía nos deleitará con sus fantásticos acordes.

Espérame compañero, juntos allá repasaremos las batallas de Janga, de Dian Bian Fu, el asalto al Moncada, Leboirat, Wargziz, Guelta, Bir Enzaran, Walata, Noachot, Tan Tan y por fin veremos "pasar los cadáveres de nuestros enemigos"

Hasta luego compañero. Espérame allá donde estés.



Carta de Mustapha Mohamed Lamin Ahmed: “En memoria de Luchaa Mohamed-Lamin Meilad, un hombre íntegro”

"Un manotazo duro, un golpe helado

un hachazo invisible y homicida,

un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,

lloro mi desventura y sus conjuntos

y siento más tu muerte que mi vida".



Miguel Hernández, Elegía a Ramón Sijé

“Al día siguiente no murió nadie”. Así arranca y termina Las intermitencias de la muerte, de José Saramago. Parafraseando al genio portugués, podríamos decir que “después de tu muerte, querido Luchaa, no somos nadie”. Será tarea de algunos, algunos leales, rendirte todos los homenajes que te mereces. Yo, en cambio, quisiera recordarte a mi manera.

Nunca fuiste Luchaa Mohamed-Lamin Meilad el amigo de mi padre. Jamás lo fuiste. Siempre fuiste, sin embargo, el tío Ubeid, el querido tío Ubeid, el hombre gigante que aparecía silencioso entre las jaimas de Mahbes, se agachaba para abrazarnos y se quedaba para alegrarnos los largos y hostiles días del verano, paliando un poco nuestro pequeño sufrimiento de niños rebeldes. Ch’hal echabab (اشحال الشباب), preguntabas años más tarde cuando empezaste a ver cómo las caras de aquellos niños con los que jugabas empezaban a deformarse, a metamorfosearse convirtiéndose en ese amorfo y horroroso cuadro de la adolescencia. ¿Cómo está la juventud?, repetías años más tarde, hasta convertir la fórmula en una contraseña cada vez que se dificultaba la identificación por teléfono. Y es que la juventud fue siempre tu preocupación.

Y no es una casualidad que lo fuera, porque desde que pusiste los pies en la adolescencia, con el primer movimiento de liberación, empezó tu lucha por este pueblo, no conociste descanso y sí viviste la persecución, el destierro y la vida errante. Y la cárcel en las garras de Amin Dadá que casi te arroja al Lago Victoria cuando te capturó a ti, uld Ahmed y Buekhreis, entre otros, cuando decidisteis que la voz del pueblo saharaui no podía excluirse en la cumbre de ministros de exteriores de la OUA en Kampala en el año 1975. Diste largas caminatas arriesgando tu vida para hacer de enlace entre los estudiantes saharauis en Marruecos y los veteranos del Movimiento de Basiri, exiliados en Mauritania. No te tembló el pulso a la hora de renunciar a todo por todos. De Tan-Tan a Zouerat, de El Aaiún a Argel, de Luanda a Nueva York, de Belgrado a Las Palmas, siempre con la lucha a cuestas. Te sacrificaste y jamás lo exhibiste. Siempre fuiste firme, tenaz, convencido y leal. Muy leal. Fue tanta tu lealtad a este pueblo que te repugnaban los desertores, como cuando apareció aquel Ulises de la traición exhibiendo su mejor sonrisa en El Aaiún para recibirte cuando formabas parte de la delegación de observadores en el proceso de identificación, allá por los noventa, y le negaste el saludo porque es lo que haría cualquier saharaui al que hiere la traición, y en ese gesto afloró el sentimiento humano y no la frialdad diplomática impuesta por el oficio.

Decías lo que pensabas, eso nadie te lo puede negar, y hasta eras capaz de hacer lo que decías. De ti decía tu amigo y hermano Habibulah (otro grande) que eras un hombre íntegro, y no se equivoca. Esta es la mejor definición que he encontrado, porque durante años no sabía cómo definir a un hombre que ejercía sobre mí una fascinación inexplicable, hasta que un día, y de eso hace más de cinco años, tu querido Habibulah me la sirvió sin darse cuenta. Así es, un hombre íntegro es lo que siempre fuiste.

Son tantos los recuerdos que tengo de ti, que no creo que quepan en esta página que en tu memoria escribo. Recuerdo que cuando una enfermedad me obligó a quedarme en los campamentos, a finales de los noventa, en ti encontré un buen aliado, un cómplice, un amigo, un tío, un guía, un compañero de conversaciones: tú te tomabas un té, yo un lipton (Nadhirita, por mimetismo, pedía otro), y afinaba mis oídos para disfrutar de tus charlas fascinado por todo lo que contabas y por cómo lo contabas; no me tratabas como lo que yo era, un completo ignorante, sino como si fuera un igual, te detenías en cada aspecto que te parecía complejo de entender, y con el didactismo de un maestro experimentado aclarabas todas las dudas. Sigo todavía preguntándome cómo cabía tanta sabiduría en una cabeza. A mi edad tengo que lidiar de vez en cuando con las arremetidas incisivas de mis sobrinos, que siempre me desesperan, y ahora me pregunto cómo pudiste aguantar mis interminables, y a menudo superfluas, preguntas, cada cual más absurda que la anterior. Sonreías, meditabas y respondías con mucha calma.

Me sentía culpable por robarle a Abba, Embarka y Nadhira el tiempo de su padre en aquellos meses. Me sentía un usurpador. Hoy nada me apetece tanto como estar con Jatri, Abba, Jalil, Embarka y Nadhira. Y con Ebhaiya, tu viuda. Y nada me duele tanto como estar tan lejos de ellos, porque en este momento, querido tío Ubied, siento más tu muerte que mi vida.

Hasta siempre, tío Ubeid, hasta siempre».

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Elegía a Obeid (Luchaa Moh Lamin)

Morir por los ideales
es decoroso y muy digno,
de aquellos hombres leales
es, inconfundible, el signo.

Obeid vivió rebelde
contra toda tiranía,
no había reja que encelde
su natural rebeldía.

Rechazó vivir sumiso
bajo el yugo colonial.
Confirmó su compromiso,
siempre constante y leal,

de luchar contra las hordas
del invasor rey feudal
que, crueles, ciegas y sordas
no afectaron su moral.

Hasta siempre compañero!
has alcanzado la meta,
al morir en el sendero
del martirio y del Profeta.

A Bheya, Embarca y Nadhira,
hijos y hermanas decimos:
Tristeza aquí se respira,
vuestro dolor compartimos.

He leído las lágrimas derramadas por las plumas de algunos amigos, como Bachir Salek, por la gran pérdida que supone para todos nosotros el fallecimiento de nuestro querido hermano Obeid. El acontecimiento es motivo para que estemos tristes...y me afectaron, mucho, los sollozos de su colega de trabajo en la embajada, Sidi Muhammad, con quien hablamos Mahayub Sidina y yo ayer por la tarde; intentábamos consolarle pero al terminar la conversación, me di cuenta de que, nos había contagiado...anoche, tácitamente, hemos evitado las tertulias que acostumbramos hacer por skype para escapar del naufragio que representa estar, cada uno solo, en diferentes partes del planeta, lejos de los amigos, se comprende...
Pero lo que quiero señalar aquí no es el estado de tristeza que, obviamente, se percibe...lo que quiero subrayar y corroborar es lo que todos estáis diciendo: Que el mejor homenaje que se le puede hacer a Ubeid y a quienes le precedieron es, además de rogar al Todopoderoso y Misericordioso para que se apiade de sus almas y de las nuestras, continuar por la senda en la que ellos se fueron. Las tumbas de nuestros hermanos que se fueron cumpliendo el deber son hitos que nos indican el camino a seguir... motivo para odiar aun más, si cabe, al ocupante que impide que sus restos descansen en la patria.
El mejor homenaje es reafirmarles que la lucha continuará...
Brahim S Buseif
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El pueblo saharaui se une a la pena y el dolor de la familia de Luchaá Mohamad Lamin, un gran hombre.
Trabajador generoso y humilde, militante infatigable, luchador valiente que dio todo por su pueblo y por su tierra hasta el último suspiro, dejó un gran legado de nobleza dedicando toda su vida al Sahara a pesar de las grandes dificultades. Mohamad Lamin Luchaá recorrió el camino duro de la libertad sin abandonar ninguna de sus convicciones.
Ejemplo para todos los saharauis y para todos aquellos que aman la libertad y luchan por la justicia, Mohamad Lamin Luchaá siempre permanecerá vivo en nuestros corazones y en nuestra memoria, y ocupará un lugar destacado en la historia de nuestro pueblo.
Deseamos fuerzas a su mujer y a sus hijos y a todos los seres que lo aman.
Luchaá, nos esforzaremos en seguir caminando por la senda que tú marcaste.
El desierto llora tu ausencia.
Grande fuiste y grande serás para siempre.
Las dunas firmes, los pozos tristes y el viento
recuerdan tus hazañas.
Se ha marchado Mohamed Lamin Luchaá.
La luna contempla sus viejos pasos.
El tiempo se para en el desierto:

El Sahara ha perdido a uno de sus grandes.
Lealtad, generosidad, lucha infatigable,
Convicción, honradez, humildad,
Ese es Mohamed Luchaá.

Siempre estarás con nosotros,
en nuestros corazones y en nuestra historia.
Siempre serás el ejemplo a seguir.
Gracias, Luchaá, por existir.

Jaafar Carcub Bachir – CODAPSO
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Lucháa Ubeid ha muerto en las Islas Canarias, después de toda una vida dedicada a la lucha por la independencia del Sáhara. Aún me impresiona su recuerdo, quince años después de conocerle. Polisario irreductible, del ala izquierda, hizo la guerra con tanta determinación como hizo la paz, representando a su pueblo allí donde vivió. Deja una esposa igual de luchadora, y dos hijas maravillosas: Embarka, que está acabando medicina en Cuba, y Nadira, a la que seguramente conocéis por la película Wilaya, en la que formaba pareja con Memona. Nadira fue la primera persona (no digo niña, digo persona) saharaui que conocí, en el año 96, y conocer a alguien tan frágil y tan fuerte me llevó al Sáhara. Lucháa vive y vivirá en nuestros corazones, tanto como en sus hijas y en los frutos de su lucha incansable. De Gonzalo Moure Trenor

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