martes, 8 de enero de 2013

Idioma y resistencia

El idioma en algunos casos puede convertirse en instrumento de resistencia política


El idioma en algunos casos puede convertirse en instrumento de resistencia política. Eso ha ocurrido en nuestro país con las lenguas de los pueblos originarios, que sobrevivieron a la castellanización. En Cuba y Puerto Rico, el uso del castellano por la población fue y sigue siendo un instrumento de resistencia al ocupante norteamericano, que quiso imponer el inglés luego de la guerra hispano-estadounidense a fines del siglo XIX.

En Timor del Este, excolonia portuguesa situada en una isla compartida con Indonesia y anexada por este país en 1975, los timorenses mantuvieron el idioma portugués como medio de resistencia, utilizándolo junto al tetum, una lengua local de origen austronesio. Después de años de resistencia, los timorenses logran independizarse de Indonesia; y luego de un referéndum, constituyen un nuevo Estado que adopta como idioma oficial el portugués.

Durante la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), una de las primeras medidas tomadas por el régimen fue el uso obligatorio del castellano en toda España, prohibiendo el catalán, el gallego y el vasco. Sin embargo, la resistencia utilizó en sus zonas de influencia y en el ámbito familiar estos idiomas. Con la restitución de la democracia, el Estado español otorga estatus de lenguas co-oficiales a los idiomas anteriormente prohibidos.

Desde 1976 a la fecha, el Frente Polisario de Liberación, en el Sahara Occidental, lucha contra Marruecos, país que invadió la antigua colonia española del Sahara, anexándola como parte de su territorio. En la zona controlada por los guerrilleros Saharauis (Frente Polisario) se ha conformado la República Árabe Saharaui Democrática. El Sahara Occidental es uno de los 16 territorios no constituidos como Estados bajo la supervisión del Comité de Descolonización de las Naciones Unidas. La ocupación marroquí ha difundido el idioma francés como una forma de consolidar la anexión. El idioma castellano es utilizado por la resistencia saharaui como idioma de contacto internacional, de la administración y de enseñanza escolar, manteniéndose como símbolo e identidad.

Pese a que ningún país del mundo reconoce la ocupación marroquí, también es notoria la indiferencia de Europa y de España que abandonó a su suerte a los habitantes de su excolonia, quienes asumen como herencia el castellano. Pese al olvido internacional, la lucha de los saharauis continúa. Se debe reconocer el apoyo a la educación y a la salud prestada por varias comunidades autónomas de España, organismos humanitarios, además de Cuba y Venezuela, que entre otras cosas apoyan el mantenimiento y difusión del castellano como idioma, en un continente en donde junto con el Sahara Occidental sólo Guinea Ecuatorial utiliza el idioma de Cervantes como lengua oficial.

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