El idioma en algunos casos 
puede convertirse en instrumento de resistencia política
El idioma en algunos casos puede convertirse en 
instrumento de resistencia política. Eso ha ocurrido en  nuestro país con las 
lenguas de los pueblos originarios, que sobrevivieron a la castellanización. En 
Cuba y Puerto Rico, el uso del castellano por la población fue y sigue siendo un 
instrumento de resistencia al ocupante norteamericano, que quiso imponer el 
inglés luego de la guerra hispano-estadounidense a fines del siglo 
XIX.
En Timor del Este, excolonia portuguesa situada en 
una isla compartida con Indonesia y anexada por este país en 1975, los 
timorenses mantuvieron el idioma portugués como medio de resistencia, 
utilizándolo junto al tetum, una lengua local de origen austronesio. Después de 
años de resistencia, los timorenses logran independizarse de Indonesia; y luego 
de un referéndum, constituyen un nuevo Estado que adopta como idioma oficial el 
portugués.
Durante la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), 
una de las primeras medidas tomadas por el régimen fue el uso obligatorio del 
castellano en toda España, prohibiendo el catalán, el gallego y el vasco. Sin 
embargo, la resistencia utilizó en sus zonas de influencia y en el ámbito 
familiar estos idiomas. Con la restitución de la democracia, el Estado español 
otorga estatus de lenguas co-oficiales a los idiomas anteriormente 
prohibidos.
Desde 1976 a  la fecha, el Frente Polisario de 
Liberación, en el Sahara Occidental, lucha contra Marruecos, país que invadió la 
antigua colonia española del Sahara, anexándola como parte de su territorio. En 
la zona controlada por los guerrilleros Saharauis (Frente 
Polisario) se ha conformado la República Árabe Saharaui Democrática. El Sahara 
Occidental es uno de los 16 territorios no constituidos como Estados bajo la 
supervisión del Comité de Descolonización de las Naciones Unidas. La ocupación 
marroquí ha difundido el idioma francés como una forma de consolidar la anexión. 
El idioma castellano es utilizado por la resistencia saharaui como idioma de 
contacto internacional, de la administración y de enseñanza escolar, 
manteniéndose como símbolo e identidad.
Pese a que ningún país del mundo reconoce la 
ocupación marroquí, también es notoria la indiferencia de Europa y de España que 
abandonó a su suerte a los habitantes de su excolonia, quienes asumen como 
herencia el castellano. Pese al olvido internacional, la lucha de los saharauis 
continúa. Se debe reconocer el apoyo a la educación y a la salud prestada por 
varias comunidades autónomas de España, organismos humanitarios, además de Cuba 
y Venezuela, que entre otras cosas apoyan el mantenimiento y difusión del 
castellano como idioma, en un continente en donde junto con el Sahara Occidental 
sólo Guinea Ecuatorial utiliza el idioma de Cervantes como lengua oficial.
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