lunes, 28 de enero de 2013

Los presos saharauis interpelan a la conciencia de la MINURSO

Cinco revoluciones, la caída de cuatro regímenes, una secesión, una intervención de la OTAN y una intervención francesa ayudada por la CEDAO. Este el resultado de la acción de los 23 civiles saharauis que Marruecos mantiene encarcelados desde finales de 2010 y que piensa juzgar en un tribunal militar.
Visto así, estos criminales se merecen un tribunal de Núremberg. Y deberían ser condenados, como mínimo, a cadena perpetua.
Sin embargo, parece que la “R” de referéndum, letra que comparten con la MINURSO, los mantiene lejos de toda imputación internacional.
Desde que aquellos 23 civiles habían sido encarcelados por Marruecos, ha habido cinco revoluciones (Túnez, Egipto, Libia, Yemen y Siria) bendecidas, todas, por los países occidentales; una intervención militar en Libia, llevada a cabo por la OTAN; y una intervención en Malí, saludada por la Comunidad Internacional. Y sin embargo nadie ha movido ni un músculo, no ya para sacarlos de la cárcel, sino para evitarles comparecer ante un tribunal militar.
Hace ya más de 20 años que la ONU había creado un Comité de NN.UU para llevar a cabo una Cosa en el Sahara Occidental. E incapaz, dicho Comité, de llevar a cabo el cometido para el que había sido creado, los naturales del territorio en cuestión, habían salido en su ayuda, reclamando que se lleve a cabo lo acordado por la ONU. Ellos, los 23 civiles saharauis, que, con permiso de Chomsky, habían prendido la chispa que más tarde haría cambiar todo el mapa del mundo árabe, fueron encarcelados y lo siguen estando ante la vergüenza de ese Comité de NN.UU para llevar a cabo un referéndum en el Sahara Occidental.
El caso, ciertamente, interpela las conciencias del Consejo del Seguridad, de Ban Ki Moon, de Cristopher Ross y de Wolfgang Weisbrod-Weber. La factura por la indebida dilación en el tiempo, no la paga el Consejo de Seguridad ni BKM ni el Sr. Ross ni, tampoco, el Sr. Weisbrod-Weber. Esta factura la están pagando, con sus huesos en la cárcel, unos 23 civiles saharauis.
El mencionado Comité de la ONU establecido en el Sahara Occidental, lleva más de 20 años con todos sus derechos garantizados; sus salarios, puntualmente, abonados; sus privilegios y prebendas correctamente controlados. Y, mientras, el pueblo que sirve de colchón a sus intereses, lleva más de 20 años sin ningún tipo de garantías. Por no tener, no tienen, ni siquiera, la solidaridad de esa MINURSO en cuya ayuda habían salido en octubre de 2010.
Hacéis muy buenas cuentas sobre cuánto lleva gastado la ONU en cada uno de sus cascos azules en el Sahara Occidental y, también, contáis muy bien, los emolumentos que habéis ingresado gracias a esta misión. ¿Sabéis cuánto ha sufrido el pueblo saharaui, a ambos lados de la berma, para garantizaros vuestros sueldos, durante estos más de 20 años? مصائب قوم، عند قوم، فوائد, ya me entiende el Sr. Ross.
Así las cosas y con ocasión del juicio de los 23 presos de Salé, el Sr. Ross, en compañía del Sr. Weisbrod-Weber, deberían dirigir algún discurso a los saharauis para convencerles (y cuán difícil va a ser) de que la excesiva prolongación en el tiempo de su misión, no persigue prolongar los sufrimientos del pueblo saharaui y que ellos, Ross y Weisbrod-Weber, no tienen nada que ver con el encarcelamiento de 23 saharauis en Salé ni con su comparecencia ante un tribunal militar. ¿Lo harán?
Haddamin Moulud Said. 25 de enero de 2013.

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