La Oficina de Asilo y Refugio, dependiente del Ministerio del Interior ha denegado la solicitud de asilo a los otros 16 integrantes de la patera que llegó a Canarias el 5 de enero, nueve de los cuales aseguran ser saharauis y estar en peligro de sufrir la represión del Gobierno marroquí en caso de regresar, como los cinco que admitieron a trámite en la primera revisión. A pesar de ello, temen poder ser expulsados esta misma noche, si bien CEAR prepara ya un recurso para solicitar una medida cautelarisima que paraliza precisamente la expulsión.
El Frente Polisario acreditó la nacionalidad saharaui de ocho de los 16, aunque esta tarde, según fuentes del propio Frente, uno más recibió la documentación que probaría también su filiación, y estaríamos hablando de nueve saharauis. En cualquier casi, la solicitud se les ha denegado a los 16. Sólo admitió a trámite la de cinco de ellos en la primera revisión.
Los jóvenes, que permanecen en un centro de internamiento, han sido informados de la decisión y según le han comunicado a sus familiares por teléfono, han firmado un papel cuyo contenido desconocen, lo que les hace temer que la expulsión se puede ejecutar de manera inmediata. No obstante, eso no es lo que sucede habitualmente. El trámite de expulsión suele llevar dos o tres días y los abogados de CEAR están trabajando ya, según han contado a este periódico, en el recurso ante el juzgado contencioso administrativo central, en Madrid, donde se solicitará una medida cautelarísima dirigida precisamente a paralizar la expulsión inmediata, en caso de ser admitida. Según las mismas fuentes, CEAR considera que todos están en situación vulnerable, por el hecho de que sus imágenes y nombres hayan sido difundidos, entre otras cosas, y ello debería acarrear cuanto menos la protección inicial.
Los cinco jóvenes cuyas solicitudes fueron admitidas a trámite están ya con los papeles en regla en Fuerteventura. Todos aseguran haber participado en el campamento Gdeim Izik. Algunos, han estado escondidos hasta el día que se subieron a la patera, pero temen sufrir la represión del Gobierno marroquí en caso de regresar. Represión que, por otra parte, dejan patente las detenciones masivas que lleva practicando desde el desmantelamiento del ya histórico campamento, y que superan las 300 personas.
Los jóvenes, que permanecen en un centro de internamiento, han sido informados de la decisión y según le han comunicado a sus familiares por teléfono, han firmado un papel cuyo contenido desconocen, lo que les hace temer que la expulsión se puede ejecutar de manera inmediata. No obstante, eso no es lo que sucede habitualmente. El trámite de expulsión suele llevar dos o tres días y los abogados de CEAR están trabajando ya, según han contado a este periódico, en el recurso ante el juzgado contencioso administrativo central, en Madrid, donde se solicitará una medida cautelarísima dirigida precisamente a paralizar la expulsión inmediata, en caso de ser admitida. Según las mismas fuentes, CEAR considera que todos están en situación vulnerable, por el hecho de que sus imágenes y nombres hayan sido difundidos, entre otras cosas, y ello debería acarrear cuanto menos la protección inicial.
Los cinco jóvenes cuyas solicitudes fueron admitidas a trámite están ya con los papeles en regla en Fuerteventura. Todos aseguran haber participado en el campamento Gdeim Izik. Algunos, han estado escondidos hasta el día que se subieron a la patera, pero temen sufrir la represión del Gobierno marroquí en caso de regresar. Represión que, por otra parte, dejan patente las detenciones masivas que lleva practicando desde el desmantelamiento del ya histórico campamento, y que superan las 300 personas.
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