Fuente CODESA Y CODAPSO;
El Aaiun, 22 junio 2012
Hoy viernes 22 junio las autoridades
de ocupación marroquí en El Aaiun pusieron en libertad el ciudadano saharaui Sarir
Abd El Mutlib de 27 años de edad, apodado “Sariri”, después de cumplir un mes
en la Cárcel Negra de la ciudad, a raíz de su participación en una
manifestación pacífica exigiendo el respeto de los derechos humanos en el
Sáhara Occidental y la liberación de todos los presos políticos saharauis.
El joven saharaui fue detenido
el 23 de mayo cuando participaba en manifestaciones contra la ocupación
marroquí. Cuando fue arrestado arbitrariamente por agentes marroquíes vestidos
de paisano, sufrió torturas, humillación y tratos inhumanos y degradantes
dentro del furgón que lo trasladaba a las dependencias policiales. Después de
cumplir una condena de un mes en la cárcel salió hoy y la población lo recibió
alegría dentro de su casa donde se congregaron más de un centenar de saharauis
para recibirle. En estos momentos un grupo de activistas y ciudadanos saharauis
junto a la familia del joven están aislados por un cordón de las fuerzas
militares, de gendarmería y soldados del ejército marroquí movilizados para
arrestar y detener a todo saharaui que intenta acceder al barrio.
En los alrededores e interior
de la casa de la familia del joven, donde ha sido recibido, se juntaron unas
150 personas, según fuentes de los defensores de derechos humanos en El Aaiun.
Hasta el momento han podido salir de la casa unas 50 personas, entre ellos la
activista saharaui de derechos humanos Hayat Ergueibi, que ha sido golpeada, al
igual que el resto de personas que abandonaron el recinto de la familia del
preso liberado. Hasta estos momentos la zona sigue acordonada y la policía y
fuerzas militares patrullan las calles de la ciudad.
También han sido golpeados el
defensor saharaui de derechos humanos y presidente de CODAPSO, Mohamed Daddach,
y el activista saharaui Abdelaziz Abiay, y otros nombres aún no identificados
en el momento de recibir esta información. Aún siguen en el recinto familiar
decenas de personas sin poder abandonarlo por el fuerte cordón y carga policial
que rodea el edificio.
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