El día 1 de febrero acudí como observadora al juicio del
grupo de los 24 presos de Gdeim Izik. Los llaman así porque la mayoría fueron
detenidos tras el desmantelamiento del campamento-protesta. Pero actualmente no
son 24 presos, son 22, porque uno se está en el extranjero (en orden de
búsqueda y captura) y a otro lo liberaron por su límite estado de salud tras
las torturas.
Acudí al Tribunal Militar de Rabat a las 7.30 de la mañana.
A esa hora, la zona estaba repleta de policía y militares y un grupo de mujeres,
jóvenes en su mayoría, se manifestaba en nombre de los familiares de las
víctimas – los 13 miembros da las fuerzas del orden presuntamente asesinados por saharauis
durante el desmantelamiento – frente al tribunal. Me dijeron que en las
pancartas ponía “Somos las hijas, las hermanas, las madres, las esposas de las
víctimas”.
Los y las saharauis también se iban encontrando en la boca
de la calle del Tribunal, donde había el primer cordón de seguridad. Muchas de las mujeres iban vestidas con
faldas negras y melfas blancas encima. Más tarde, también el grupo de saharauis
se manifestaría, gritando “No hay otra
solución que la auto-determinación” y “Sáhara Libre” junto al Tribunal
Militar de Rabat.
Entré en el tribunal a las 7:45. Policías y militares
controlaban la entrada y uno de ellos, verificó nuestras acreditaciones y
nuestro pasaportes. Dentro, un militar volvió a verificarlos y nos entregó una
acreditación de plástico que llevaríamos
durante el juicio a cambio de nuestros pasaportes, que nos serían devueltos al
final. Entramos una tanda de unos 10 observadores en un principio, pero luego
seríamos 34 en la sala. A los que hay que sumar periodistas y 4 representantes
de embajadas (2 de la embajada suiza y 2 de la embajada de Cánada) seríamos
unos 40 no marroquíes ni saharauis en la sala.
El juicio comenzó a las 9:50. Había un juez militar, 4
militares que le ayudarían en sus deliberaciones (2 a cada lado del juez), el
Procurador del Rey, el secretario y seis u ocho abogados vestidos con toga (de
la defensa y las familias de las víctimas). En ese momento, hacía tiempo que
habían entrado los y las familiares de las víctimas, que ocupaban 2 bancos en
total (unas 20 personas, se situaban varios bancos detrás de nosotros, que
estábamos todos en bancos de delante a la izquierda mirando al tribunal, pero
no delante del todo) y varios marroquíes en otros bancos (podía ser otra
veintena). Apenas 3 mujeres saharauis familiares de los presos habían logrado
entrar entonces.
En los lados derecho e izquierdo de la sala, una fila de
militares nos observaban. Entre ellos alguno era policía.
Los presos saharauis entraron radiantes, vestidos en Darrahs
impecables, levantando los brazos haciendo
el símbolo de la victoria con los dedos, sonrientes, gritando “No hay
otra solución que la auodeterminación” y “Qué viva el Sáhara Libre”
La exactitud de la información a continuación habrá de ser
contrastada con los informes judiciales que se emitan del caso. Por ahora,
según las traducciones que me facilitaron en el momento algunos saharauis y un traductor oficial marroquí
independiente, contratado por otras observadoras, entendí que los abogados
defensores hicieron las siguientes peticiones/demandas:
-
Que testificaran en una
próxima audiencia los comisarios de la gendarmería y la policía, ya que habían
elaborado informes contradictorios
-
Que testificaran el más de
un centenar de personas de una lista que habían elaborado. En ella estaban
todas las personas cuyo nombre se cita en el acta de acusaciones y los
interlocutores gubernamentales que negociaron con la comisión de conciliación
de Gdeim Izik (5 en total), entre ellos los anteriores ministro de justicia y
Wali de El Aayún.
-
Que se tuvieran en cuenta y
trajeran ante la corte los vídeos que existen del desmantelamiento y todas las
armas y objetos utilizados como tales que se encontraron en el lugar de los
hechos.
-
Que se dejara entrar a los
y las saharauis que así lo desearan ante el tribunal, alegando que era
inadmisible el estado de sitio en el que se encontraba el edificio y exigiendo
que los militares con armas especiales que había en la entrada dejaran de
portarlas.
El procurador del Rey negó que el juicio estuviera teniendo
lugar en un lugar sitiado, alegando como prueba la presencia de extranjeros.
Los abogados de la defensa pidieron que la corte saliera al exterior a ver si
los saharauis estaban pudiendo entrar, pero al juez no le pareció necesario. El
procurador dijo también que al limitar la entrada había más espacio en los
bancos y estábamos todos más a gusto.
Ciertas partes del juicio fueron traducidas al francés, al
inglés y al castellano. En un momento un abogado de la acusación criticó que
hubiera traducciones a idiomas de fuera del reino de Marruecos y no al bereber.
Los familiares de los presos saharauis fueron entrando muy
poquito a poco en la sala. Habría unos 50-60.
Luego durante más de una hora la corte se fue a deliberar.
En ese momento, algunos observadores se acercaron a saludar a los presos y
durante un momento pudieron abrazarles y darles dos besos hasta que los
militares en chaleco reaccionaron y rodearon a los presos impidiendo a la gente
acercarse. En algún otro momento los observadores pudieron hablar con los
presos desde ambos lados del cordón de militares. Hasta que llegaba un superior
y decía que no se podía hablar con los presos.
Tras deliberar, el juez anunció que una nueva audiencia
tendría lugar el viernes 8 de febrero. Que se aceptarían 3 testigos de los
interlocutores gubernamentales que negociaron con la comisión de conciliación
de Gdeim Izik, pero que no se trataría ni del anterior ministro de justicia ni
del anterior Wali de El Aayún. Que se tendrían en cuenta y traerían ante la
corte todas las armas y objetos utilizados como tales que se encontraron en el
lugar de los hechos, pero que no habría vídeos puesto que no existía ninguno.
El juicio se traduciría al inglés, francés, español, y creo que hassanía.
Los saharauis pidieron que la próxima audiencia fuera en 2
semanas y no 1, pero el juez se negó a ampliar. El Procurador del Rey dijo que
el juez ya estaba aceptando muchas peticiones.
Se acabó el juicio y los presos saharauis se fueron
gritando “No hay otra solución que la
auodeterminación” y “Qué viva el Sáhara Libre”. Las mujeres de las familias
tambien gritaban desde la sala y se acercaban a donde ellos estaban para verles
salir.
Después un grupo de observadores fue a ver al juez que les
saludo a todos y se fue. Otro grupo se acercó al Procurador del Rey que anunció
que el juicio se había atrasado al 8 de febrero a petición de la defensa y
porque faltaban 4 abogados de la misma. Se tradujo al inglés, al francés y al
español.
Recogimos nuestros pasaportes y nos fuimos.
No creo que le haga ningún favor a los presos políticos de Gdeim Izik el segundo párrafo del relato de Kini. Como mínimo, faltaría un "presuntamente asesinados por..."
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Informado y corregido
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