El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, reconoció en el reporte general de la situación del Sahara Occidental hasta ocho casos de mala conducta que han sido investigados durante los últimos doce meses. Una de las denuncias, entre sus componentes civiles y militares, acusa a un miembro de la delegación de Naciones Unidas de abuso sexual y explotación. Siete denuncias han sido cerradas, mientras que una sigue siendo investigada.
El ítem en el que se recoge la conducta disciplinaria de los miembros de la Misión de Naciones Unidas para el Sahara Occidental lo deja claro. El reporte anual informa sobre ocho denuncias por mala conducta de los miembros de la misión, incluyendo a civiles y a militares, y destaca una de forma especial: una acusación por abuso sexual y explotación. También hace un esfuerzo por aclarar que siete de las investigaciones han sido cerradas -por ellos mismos- mientras que una permanece abierta.
En el Sahara Occidental, a ambos lados del muro de la vergüenza, conviven con la población local los 237 miembros de la Misión de Naciones Unidas para el territorio, con la única misión, desde hace 20 años, de vigilar el alto al fuego entre las partes -que no se ha cumplido- y de preparar un censo válido para celebrar un referéndum y decidir así la pertenencia o no a Marruecos -tampoco lo han logrado-.
Entre las 237 personas hay 204 observadores militares, 27 soldados y 6 policías, siendo los países que más efectivos aportan a la misión Bangladesh, Rusia, Ghana y Egipto. España, vetada en la misión por ser la ex metrópoli del territorio a descolonizar, no aporta ninguno, mientras que Francia, ex metrópoli del actual colonizador aporta 13 efectivos.
El apartado en el que se detallan las incidencias disciplinarias de los miembros de la misión se reduce a la mínima expresión. Sólo cinco líneas entre 25 folios en el que dejan claro las ocho denuncias y sobre todo subrayan la existencia de una, que debe ser más grave que las demás, en la que apunta la acusación que se ha realizado: abuso sexual y explotación.
Son dos acusaciones muy graves para un cuerpo de paz, cómo se les denomina a este tipo de misiones. GuinGuinBali ha preguntado de forma directa a distintas fuentes de la Misión de Naciones Unidas para el Sahara Occidental sobre las conductas que han sido denunciadas e investigadas, manteniendo todas ellas el silencio.
AMPLIACIÓN DE PRESUPUESTO
Por otro lado, según se ha sabido, la misión ha pedido ampliar su presupuesto a la Asamblea General -para hacer lo mismo que está haciendo hasta ahora- y pasar de los 57 millones de dólares a los 61 que han pedido. A finales de esta semana está previsto que se debata la continuidad de MINURSO en el terreno, sus competencias y también su presupuesto. Antes de comenzar la negociación, parece que todo está decidido. Los países con derecho a veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas parecen dispuestos a no exigir que se vigilen los Derechos Humanos en el territorio, tal y como han solicitado algunos países como Sudáfrica, Rusia, Nigeria o Brasil y organizaciones internacionales como Amnistía Internacional o Human Right Watch.
http://www.guinguinbali.com/index.php?lang=es&mod=news&task=view_news&cat=3&id=1854
En el Sahara Occidental, a ambos lados del muro de la vergüenza, conviven con la población local los 237 miembros de la Misión de Naciones Unidas para el territorio, con la única misión, desde hace 20 años, de vigilar el alto al fuego entre las partes -que no se ha cumplido- y de preparar un censo válido para celebrar un referéndum y decidir así la pertenencia o no a Marruecos -tampoco lo han logrado-.
Entre las 237 personas hay 204 observadores militares, 27 soldados y 6 policías, siendo los países que más efectivos aportan a la misión Bangladesh, Rusia, Ghana y Egipto. España, vetada en la misión por ser la ex metrópoli del territorio a descolonizar, no aporta ninguno, mientras que Francia, ex metrópoli del actual colonizador aporta 13 efectivos.
El apartado en el que se detallan las incidencias disciplinarias de los miembros de la misión se reduce a la mínima expresión. Sólo cinco líneas entre 25 folios en el que dejan claro las ocho denuncias y sobre todo subrayan la existencia de una, que debe ser más grave que las demás, en la que apunta la acusación que se ha realizado: abuso sexual y explotación.
Son dos acusaciones muy graves para un cuerpo de paz, cómo se les denomina a este tipo de misiones. GuinGuinBali ha preguntado de forma directa a distintas fuentes de la Misión de Naciones Unidas para el Sahara Occidental sobre las conductas que han sido denunciadas e investigadas, manteniendo todas ellas el silencio.
AMPLIACIÓN DE PRESUPUESTO
Por otro lado, según se ha sabido, la misión ha pedido ampliar su presupuesto a la Asamblea General -para hacer lo mismo que está haciendo hasta ahora- y pasar de los 57 millones de dólares a los 61 que han pedido. A finales de esta semana está previsto que se debata la continuidad de MINURSO en el terreno, sus competencias y también su presupuesto. Antes de comenzar la negociación, parece que todo está decidido. Los países con derecho a veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas parecen dispuestos a no exigir que se vigilen los Derechos Humanos en el territorio, tal y como han solicitado algunos países como Sudáfrica, Rusia, Nigeria o Brasil y organizaciones internacionales como Amnistía Internacional o Human Right Watch.
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