El cuerpo del joven, que murió por disparos de un policía, lleva tres meses en la morgue de El Aaiún.
A la familia del joven saharaui Said Dambar, muerto por disparos de un policía marroquí el 22 de diciembre, no le queda ni siquiera el consuelo de pensar que ya reposa en paz. Desde hace tres meses, explican dos de sus hermanos, su cadáver yace en una cámara frigorífica de la morgue del hospital Hassan Ben el Mehdi de El Aaiún, sin que su familia haya podido darle sepultura.
Tras licenciarse en Económicas en la Universidad de Fez, Said Dambar, de 26 años, había vuelto a El Aaiún para trabajar en el Ayuntamiento de la ciudad. Su familia lo describe como un joven "ejemplar, estudiante destacado y deportista". La noche en la que su destino se truncó había acudido a un cibercafé de El Aaiún para ver un partido de fútbol de la Liga española.
A la salida, según el relato que han hecho varios testigos a la familia, Said se topó con dos policías marroquíes que le pidieron la documentación, que el joven no llevaba consigo. Minutos después uno de los agentes sacó su pistola y le disparó a quemarropa en la frente, justo entre los dos ojos. Said falleció tras una agonía de varias horas.
La versión oficial marroquí es que al policía se le disparó el arma accidentalmente. Los testigos lo desmienten y aseguran que "oyeron dos o tres disparos", explica Jalil Dambar. "A mi hermano lo mataron por ser saharaui. Su asesino sigue impune", denuncia Jalil. La familia lleva desde entonces reclamando que un forense independiente examine el cuerpo y que el cadáver les sea entregado para darle "sagrada sepultura".
La rueda de prensa de la ASADEDH tenía como objeto anunciar que esta asociación, que hasta ahora apoyaba el plan de autonomía marroquí para el Sáhara, se desmarca de este proyecto que ya no considera "creíble". Esta decisión se debe a "las violaciones de derechos humanos contra los saharauis tras el brutal desmantelamiento del campamento Gdeim Izik", explicó su presidente, Ramdan Mesaud Larbi.
A la familia de Said Dambar, una de estas víctimas saharauis, sólo le queda ya pedir "justicia y verdad", dicen sus hermanos. "Quiero que los muertos estén en paz. Mi hermano lleva tres meses en una cámara frigorífica. Me da vergüenza cuando los marroquíes hablan de derechos humanos y me pregunto si mis dos hijos van a tener que vivir lo mismo que nosotros", se lamentó, con la voz rota, Yamila Dambar.
Fuente: www.publico.es
Tras licenciarse en Económicas en la Universidad de Fez, Said Dambar, de 26 años, había vuelto a El Aaiún para trabajar en el Ayuntamiento de la ciudad. Su familia lo describe como un joven "ejemplar, estudiante destacado y deportista". La noche en la que su destino se truncó había acudido a un cibercafé de El Aaiún para ver un partido de fútbol de la Liga española.
A la salida, según el relato que han hecho varios testigos a la familia, Said se topó con dos policías marroquíes que le pidieron la documentación, que el joven no llevaba consigo. Minutos después uno de los agentes sacó su pistola y le disparó a quemarropa en la frente, justo entre los dos ojos. Said falleció tras una agonía de varias horas.
La versión oficial marroquí es que al policía se le disparó el arma accidentalmente. Los testigos lo desmienten y aseguran que "oyeron dos o tres disparos", explica Jalil Dambar. "A mi hermano lo mataron por ser saharaui. Su asesino sigue impune", denuncia Jalil. La familia lleva desde entonces reclamando que un forense independiente examine el cuerpo y que el cadáver les sea entregado para darle "sagrada sepultura".
"Justicia y verdad"
Jalil y Yamila, hermanos del joven, interrumpieron ayer una rueda de prensa de la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos (ASADEDH) en Madrid para denunciar que las autoridades marroquíes no permiten el entierro de su familiar "para que nadie vea que el cuerpo está lleno de balazos", denunció Jalil.La rueda de prensa de la ASADEDH tenía como objeto anunciar que esta asociación, que hasta ahora apoyaba el plan de autonomía marroquí para el Sáhara, se desmarca de este proyecto que ya no considera "creíble". Esta decisión se debe a "las violaciones de derechos humanos contra los saharauis tras el brutal desmantelamiento del campamento Gdeim Izik", explicó su presidente, Ramdan Mesaud Larbi.
A la familia de Said Dambar, una de estas víctimas saharauis, sólo le queda ya pedir "justicia y verdad", dicen sus hermanos. "Quiero que los muertos estén en paz. Mi hermano lleva tres meses en una cámara frigorífica. Me da vergüenza cuando los marroquíes hablan de derechos humanos y me pregunto si mis dos hijos van a tener que vivir lo mismo que nosotros", se lamentó, con la voz rota, Yamila Dambar.
Fuente: www.publico.es
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