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La tensa calma con la que se acostó anoche el campamento Gdeim Izk ha sido irrumpida alrededor de las 06.00 horas, cuando el ejercito ha decidido poner fin a este protesta pacífica con una "brutal intervención", según varias fuentes, que hablan de Jaimas ardiendo y un enfrentamiento cuerpo a cuerpo a cuerpo que aún se libra en estos momentos. Entre tanto, muchos saharauis empiezan a concentrarse también en las calles de la ciudad de El Aaiún.

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A pesar de las declaraciones, ayer, del ministro marroquí negando la posibilidad de un desmantelamiento de estas características, "no les voy a dar ese gusto", dijo, la orden recibida por el ejército esta mañana parece haber sido la definitiva, la que muchos temían desde hace días. Según comunica el Ministerio de Territorios Ocupados, y dos activistas saharauis han confirmado a este periódico desde el Aaiún, los soldados han entrado a sangre y fuego.

Mientras desde los helicópteros lanzan gases lacrimógenos, los soldados han obligado a las mujeres, quemando en algunos casos sus jaimas, a situarse en una zona concreta pero al parecer estas se niegan a marcharse porque temen que maten a sus maridos e hijos. Es una lucha cuerpo a cuerpo donde hay también, cabe recordarlo, ancianos y niños.

Desde ayer, cuando el ejército decidió estrechar el cerco sobre el campamento y sumar casi un centenar de camiones antidisturbios de la Policía, muchos activistas temían algo parecido. Según ha comentando uno de ellos desde la ciudad, la batalla está volviendo también a las calles de esta, donde las noticias del campamento no han tardado en llegar, y la gente ha salido a protestar y empieza a concentrarse en la avenida Smara. Algunos, previamente, han intentado incluso entrar en el campamento, pero el bloqueo es absoluto.