El Campamento de la dignidad saharaui, Gdeim Izik, en El Aaiún ocupado, pasará a la historia, no sólo por ser una rotunda victoria del Pueblo Saharaui que puso contra las cuerdas al represivo y antidemocrático régimen marroquí, desenmascarándolo y mandando al ostracismo a su, ahora “no realista”, alternativa de autonomía, sino también por marcar el inicio de la lucha de los pueblos árabes contra los tiranos, dictadores, sátrapas, corruptos y genocidas, que históricamente padecen con la connivencia, beneplácito y oscuros intereses de los gobiernos occidentales.
Pero, como si de una partida de ajedrez se tratase, en el conflicto de Sáhara Occidental cada uno mueve sus piezas siguiendo sus propias estrategias, y en Gdeim Izik ha habido importantes movimientos tácticos.No es circunstancial que, en fechas posteriores al brutal desmantelamiento del campamento, el régimen marroquí haya utilizado a sus colonos, a modo de mercenarios, en las violentas acciones represivas contra la población saharaui. No es casual que el majzén haya movilizado, con la ayuda, dirección y protección de las fuerzas policiales marroquíes, a una población de colonos que, enarbolando banderas de Marruecos, han violado los derechos humanos de los saharauis, persiguiéndolos, ocupando sus domicilios, destrozando y robando sus pertenencias o agrediendo a hombres, mujeres, ancianos y niños, sólo por su condición de saharauis.
El odio y resentimiento generados, de una manera consciente y programada, no es más que una nueva estrategia de la monarquía alauita para hacer imposible la ya problemática convivencia entre las poblaciones, saharaui y marroquí, en el Sáhara Occidental y por consiguiente la búsqueda de un buen posicionamiento ante un hipotético referéndum de autodeterminación en el que la mayoritaria población marroquí, o parte de ella, tuviese la opción de votar.
Siendo Gdeim Izik, como hemos dicho, una importante victoria para el Pueblo Saharaui, se ha convertido a la vez en un hándicap considerable para poder obtener su objetivo de independencia a través del tan esperado referéndum de autodeterminación, al menos en las condiciones anteriormente aceptadas por el Frente Polisario en el último Plan Baker que Marruecos nunca llegó a respetar por el miedo de la monarquía marroquí a que sus propios colonos no votasen a su favor en el referéndum establecido en dicho Plan Baker II.
La estrategia marroquí del terror y del odio puede haber dado sus frutos al régimen alauita, hasta el punto de considerar que ahora puede ser un buen momento de retomar el Baker II o algo parecido a ello. Pero en una partida de ajedrez los dos contendientes mueven alternativamente sus piezas, y ahora le toca mover al Polisario. Ante los acontecimientos, algunos dirigentes saharauis declaran que “la oportunidad de aceptar las condiciones del Plan Baker se le pasó a Marruecos”, ahora, aquellos colonos marroquíes que el Polisario aceptó que podían votar en el referéndum, no tienen por qué ser aceptados en el censo de votantes en una hipotética nueva negociación.
Lo que aún se desconoce es quién ocupará los puestos en la delegación marroquí en futuras negociaciones y en representación de quién. El fuego por la libertad y los derechos sociales, que tuvo su chispa inicial en Gdeim Izik, quema las arenas del del desierto del Sáhara, desde Egipto a las costas atlánticas. Cuando pase por Marruecos se desconoce los demoledores efectos que puede causar.El Polisario haría muy bien, y nos consta que lo está haciendo en los Campamentos de Tindouf, con tener estudiadas “TODAS” las posibilidades que se pueden presentar, en su entorno geográfico, en un futuro inmediato, a corto y medio plazo. Y evidentemente podría ser un error de proporciones incalculables, por parte del Gobierno Saharaui, pensar que se pueden sentar impasibles y tranquilamente alrededor de una ceremonia del té, a la puerta de sus jaimas, a ver pasar los ardientes vientos de libertad y justicia social que, hoy en día, azotan todo el Magreb. Las condiciones de hambruna, necesidades de todo tipo y la desesperanza, sobre todo de la juventud saharaui, por la situación mantenida durante más de 35 años, no lo aconsejan. La cercanía, a final de año, del próximo XIII Congreso del Frente Polisario, si bien puede ser un horizonte esperanzador, no puede ser utilizada como una excusa.
Fuente: Editorial de SáharaLibre.es
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