Llegados a este punto, con el alma rozando el sótano y el corazón desperdigado en mil trozos...no sé qué decir ni que hacer.
No puedo creer que realmente estemos en 2010, no puedo creer que el cinismo mundial haya alcanzado tales límites.
No puedo creer que en una era en que estar informado, comunicado no tiene límites, en que la principal característica de nuestros tiempos debería ser la democracia o por lo menos la libertad de expresión, se dejen violar los derechos humanos de una manera tan denigrante, a los ojos de todos, al acceso de cualquiera y sin la acción de nadie.
El Sahara y los saharauis arrastran un gran vacío desde hace décadas, la carencia y el dolor han ido aumentándolo hasta dejarnos al borde del vértigo.
Además de privarnos de todo aquello que por derecho nos pertenece, violan nuestra condición de seres humanos, todos y cada uno de los días. Nos impiden vivir dignamente de las riquezas que nuestra tierra nos ofrece. Nos marginan en un lado de una sociedad impuesta a golpe de fuerza, que rechazamos y que aún hoy, después de 35 años, no entendemos su presencia en nuestra patria. La violencia y la fuerza son su lenguaje materno y nosotros no somos de buen ver para sus ojos. La mentira y la extorsión son válidos a todos los niveles del “democrático invasor”.
Nos han marginado al más árido de los desiertos, uno de los lugares menos habitables del planeta, para que el mundo nos olvide, donde así y todo, hemos sabido no solo subsistir sino también vivir dignamente, sacar lo mejor de la nada y encontrar la belleza sólo del cielo.
Pero no bastaba con la represión ejercida por una nación que se hace llamar moderna y civilizada con toda su desfachatez mientras sus propios civiles sufren condiciones de vida penosas, que a todo ello se le añade la indiferencia de todas aquellas organizaciones que se supone que luchan por el bien mundial.
El principal lema de la ONU ES: “nosotros los pueblos unidos…por un mundo mejor”.
Creo y estoy convencidísima de que la ONU, junto al actual concepto de democracia, es la mayor farsa de la historia de la humanidad moderna.
Lo siento pero no existe ni un nosotros, ni pueblos unidos, mucho menos un mundo mejor.
Y como estaba diciendo y a pesar de todos esos duros muros impuestos desde 1975, los saharauis seguimos vivos, en pie, con mucha fuerza, eso sí, llenos de rabia, impotencia y mucho dolor.
A pesar del vacío legal que se nos hace, no vamos a rendirnos, porque hay una característica muy típica que define bien a la gente de mi pueblo: y es que cuando creemos en algo de verdad, jamás nos rendimos, nunca dejamos de luchar por lo que más queremos y deseamos. Y hoy por hoy no hay nada más que pueda anhelar un saharaui que volver a ver su tierra libre de sangre, represión e invasión. Volver a sus orígenes, luchar por el propio progreso y aportar su granito a un desierto que nos define. Dejar de ser extraños en todas partes.
Aunque Marruecos se empeñe en eliminarnos de la faz de la tierra, no lo va a conseguir, no se lo vamos a permitir bajo ningún concepto. Carecemos de muchas cosas, como armas modernas, pero aquellas que poseemos no se pueden comprar en ningún mercado, por muy negro que este sea y son las que más nos caracterizan y puede que las más valiosas en una guerra.
Marruecos que siga así, algún día recibirá de su propia medicina y puede que por partida doble.
Cueste lo que cueste, le pese a quien le pese, algún día el Sahara Occidental será libre e independiente y espero vivir para verlo, disfrutarlo y compartirlo.
No puedo creer que realmente estemos en 2010, no puedo creer que el cinismo mundial haya alcanzado tales límites.
No puedo creer que en una era en que estar informado, comunicado no tiene límites, en que la principal característica de nuestros tiempos debería ser la democracia o por lo menos la libertad de expresión, se dejen violar los derechos humanos de una manera tan denigrante, a los ojos de todos, al acceso de cualquiera y sin la acción de nadie.
El Sahara y los saharauis arrastran un gran vacío desde hace décadas, la carencia y el dolor han ido aumentándolo hasta dejarnos al borde del vértigo.
Además de privarnos de todo aquello que por derecho nos pertenece, violan nuestra condición de seres humanos, todos y cada uno de los días. Nos impiden vivir dignamente de las riquezas que nuestra tierra nos ofrece. Nos marginan en un lado de una sociedad impuesta a golpe de fuerza, que rechazamos y que aún hoy, después de 35 años, no entendemos su presencia en nuestra patria. La violencia y la fuerza son su lenguaje materno y nosotros no somos de buen ver para sus ojos. La mentira y la extorsión son válidos a todos los niveles del “democrático invasor”.
Nos han marginado al más árido de los desiertos, uno de los lugares menos habitables del planeta, para que el mundo nos olvide, donde así y todo, hemos sabido no solo subsistir sino también vivir dignamente, sacar lo mejor de la nada y encontrar la belleza sólo del cielo.
Pero no bastaba con la represión ejercida por una nación que se hace llamar moderna y civilizada con toda su desfachatez mientras sus propios civiles sufren condiciones de vida penosas, que a todo ello se le añade la indiferencia de todas aquellas organizaciones que se supone que luchan por el bien mundial.
El principal lema de la ONU ES: “nosotros los pueblos unidos…por un mundo mejor”.
Creo y estoy convencidísima de que la ONU, junto al actual concepto de democracia, es la mayor farsa de la historia de la humanidad moderna.
Lo siento pero no existe ni un nosotros, ni pueblos unidos, mucho menos un mundo mejor.
Y como estaba diciendo y a pesar de todos esos duros muros impuestos desde 1975, los saharauis seguimos vivos, en pie, con mucha fuerza, eso sí, llenos de rabia, impotencia y mucho dolor.
A pesar del vacío legal que se nos hace, no vamos a rendirnos, porque hay una característica muy típica que define bien a la gente de mi pueblo: y es que cuando creemos en algo de verdad, jamás nos rendimos, nunca dejamos de luchar por lo que más queremos y deseamos. Y hoy por hoy no hay nada más que pueda anhelar un saharaui que volver a ver su tierra libre de sangre, represión e invasión. Volver a sus orígenes, luchar por el propio progreso y aportar su granito a un desierto que nos define. Dejar de ser extraños en todas partes.
Aunque Marruecos se empeñe en eliminarnos de la faz de la tierra, no lo va a conseguir, no se lo vamos a permitir bajo ningún concepto. Carecemos de muchas cosas, como armas modernas, pero aquellas que poseemos no se pueden comprar en ningún mercado, por muy negro que este sea y son las que más nos caracterizan y puede que las más valiosas en una guerra.
Marruecos que siga así, algún día recibirá de su propia medicina y puede que por partida doble.
Cueste lo que cueste, le pese a quien le pese, algún día el Sahara Occidental será libre e independiente y espero vivir para verlo, disfrutarlo y compartirlo.
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